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A dos puntas: por qué las grandes tecnológicas invierten en sus competidores de IA

En la carrera para dominar el ecosistema de inteligencia artificial todo vale. Y las grandes empresas tecnológicas que lideran la industria lo saben. Cada una busca tener el modelo más potente, pero esto último no es el único indicador para consagrarse. Una nueva jugada es lo que parece sumar en el conteo final: las inversiones en sus competidores, o desarrollar en casa el mismo producto que ya le provee su inversión.

De acuerdo con un reciente documento legal al cual accedió The New York Times, Google es la dueña de un 14% de las acciones de Anthropic, la empresa autora del modelo de lenguaje Claude. Aunque su acuerdo no le da ningún derecho de decisión ni lugar en el directorio de la startup, se proyecta que Google hará una nueva inversión de 750 millones de dólares. En total, la gran tecnológica ya tiene un registro de inversión de alrededor de 3 mil millones de dólares en la empresa.

Sin embargo, a la par, Google sigue desarrollando a Gemini, su plataforma de IA que compite con Anthropic. Lo último: el anuncio de Gemini Robotics, un nuevo modelo de inteligencia artificial desarrollado a partir de Gemini 2.0 y diseñado para la robótica avanzada. En particular, esta nueva tecnología ayuda a los robots a hacer tareas físicas de forma más precisa, como doblar un papel o jugar a las cartas.

Pero Google no es la única empresa que sigue esta estrategia. Microsoft invirtió más de 13 mil millones de dólares en OpenAI, la creadora de ChatGPT. Hasta enero, cuando anunció una tercera inversión en la compañía, la empresa era el único proveedor de infraestructura en la nube para OpenAI, lo que significa que la startup dependía exclusivamente de estos servidores y servicios para almacenar, entrenar y ejecutar sus modelos de inteligencia artificial.

Aunque, en paralelo, según informa Bloomberg, Microsoft desarrolló una serie de modelos de lenguaje que se posicionan como competencia para OpenAI, por quien hacen grandes apuestas monetarias. Conocidos como MAI (se especula que estas iniciales irán por Microsoft Artificial Intelligence), estos nuevos sistemas están siendo evaluados para que puedan potenciar a la familia de asistentes de inteligencia artificial de Copilot.

A su vez, Amazon también decidió alinearse con estas reglas de juego. De acuerdo con The Guardian, el pasado noviembre Anthropic logró cerrar una inversión adicional de 4 mil millones de dólares por parte de la gran empresa tech. No obstante, en simultáneo, Amazon anunció que ampliará su infraestructura en Georgia para el desarrollo de los servicios de inteligencia artificial y la nube, que costarán alrededor de 11 mil millones de dólares.

“Google, Microsoft y Amazon Web Service son los tres grandes jugadores en relación con infraestructura y desarrollos de inteligencia artificial”, comentó para LA NACION Facundo Chambo, director de tecnología de Homie.mx —una plataforma de alquileres y ventas de inmuebles en México—. “Sin embargo, actualmente ninguna tiene el dominio completo del ecosistema ni tampoco ningún modelo de lenguaje ganó la batalla”, agregó.

En esta línea, el especialista explicó que cada inteligencia artificial que se desarrolla tiene un aspecto diferente, en particular aquellas que ofrecen las startups. Por eso, es lógico que las empresas de infraestructura inviertan en este desarrollo, porque ellos, en contrapartida, pueden hacer uso de esos modelos en sus infraestructuras. “Yo invierto y vos me hacés disponible tu producto” es la lógica detrás de estas jugadas.

Además, según Chambo, hay una evolución constante de la tecnología que es impredecible. Nadie sabe hacia dónde irá. Lo que sí se sabe es que el primero que llegue tomará ventaja. Es una estrategia: en lugar de apostar únicamente por la tecnología que se desarrolla en la propia empresa, deciden invertir en oportunidades con potencial. Si la startup progresa rápido y logra innovar, la empresa inversora puede aprovechar ese conocimiento y replicarlo con sus propios recursos.

En definitiva, estas jugadas pueden traer varios beneficios para quienes operan detrás (es decir, Microsoft, Google, Amazon, etcétera). No obstante, tomando distancia, esto también puede generar una concentración de poder tecnológico en pocos actores. “La realidad es que todo se puede terminar centralizando en los grandes jugadores del ecosistema por una cuestión de costos”, afirmó Chambo. Esto se debe, principalmente, al hecho de que los desarrollos hoy todavía requieren de muchos millones de dólares, difíciles de conseguir para las empresas.

“El proceso siempre fue igual en tecnología: alguien hace algo y, a los pocos años, todos tienen lo mismo”, reflexionó el especialista. “Lo que sorprende esta vez con la inteligencia artificial es la velocidad a la que se dan estos cambios. Se avanza en meses, o incluso en semanas”, concluyó. Al final, Microsoft y Google no hacen nada más que intentar anticiparse y poner todos sus esfuerzos para mantenerse a la vanguardia. Llegar al primer lugar parece ser la meta más complicada.

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