Durante el eje temático de criminalidad y seguridad en el debate presidencial, Luisa González presentó un discurso cargado de acusaciones sin sustento técnico y contradicciones que dejaron más dudas que propuestas claras. Su intervención giró más en torno a ataques personales que a soluciones concretas frente a la crisis de violencia que vive el Ecuador.
En lugar de detallar un plan coherente de seguridad, González centró su discurso en descalificar el trabajo del gobierno actual, repitiendo que “todo ha empeorado” bajo la gestión de Daniel Noboa. Sin embargo, no reconoció los avances en reducción de homicidios y extorsiones logrados en 2024, ni explicó con claridad cómo ejecutaría sus promesas de mano dura e inteligencia.
Al ser cuestionada por sus vínculos con chats de la denominada “Liga Azul”, González evadió responder directamente sobre las insinuaciones de pactos con mafias y lavado de activos. En su lugar, recurrió a acusaciones infundadas contra Noboa, mencionando supuestos informes no corroborados que circularían en redes sociales.
Mientras tanto, el presidente Noboa sostuvo su línea argumentativa con datos verificables. Mencionó la reducción de delitos en 2024, la cooperación internacional con países aliados como Estados Unidos y Canadá, y la implementación de tecnología en aduanas, escaneo de contenedores y drones para fortalecer el control territorial.
Una visión que contrastó en fondo y forma
| La Derecha Diario
La intervención de González incluyó propuestas ambiguas como “equipamiento” y “fortalecimiento” de la Policía, pero sin detallar presupuestos ni mecanismos concretos. Por otro lado, criticó la contratación de asesoría extranjera como una “humillación” a las fuerzas armadas, mientras ella misma pidió asistencia de Estados Unidos y la Unión Europea.
Además, se negó a responder con claridad sobre la entrega de salvoconductos a Jorge Glas, afirmando simplemente que respetaría la Constitución, eludiendo el fondo del cuestionamiento sobre la impunidad. Noboa replicó que este tipo de omisiones son las que fortalecen al crimen organizado.
La candidata también intentó desviar la discusión hacia temas personales, acusando a Noboa de atacar mujeres, una estrategia que buscó victimizarse y evitar responder a las preguntas sobre su plan de seguridad. Esta táctica, sin sustento técnico, restó seriedad a su intervención en un tema crucial para el país.
«No podemos permitir que el crimen organizado siga teniendo privilegios jurídicos por encima de los ciudadanos de bien», expresó Noboa al cerrar su intervención, destacando la necesidad de reformar el COIP y restablecer el respeto a las fuerzas del orden.
Mientras Noboa propuso una línea clara de acción contra el narcotráfico con apoyo internacional y fortalecimiento institucional, González se enfocó en defender figuras como Jorge Glas y evadir su responsabilidad política en el pasado correísta.
En un tema tan delicado como la seguridad, Luisa González demostró una falta de claridad, coherencia y compromiso. Sus constantes evasiones y contradicciones reflejan una visión improvisada que dista de las necesidades urgentes del país. Frente a ello, la propuesta de Noboa se presentó como una alternativa firme, técnica y enfocada en resultados.