domingo, 6 de abril de 2025 16:00
Reservada y poco afectada por la exposición mediática, esta vez Marta Fort decidió hablar desde el corazón y abrirse como nunca antes. En una charla íntima con Angie Landaburu para el programa Ángeles y Demonios, la hija del inolvidable Ricardo Fort reveló que padece hemiparesia, una afección neurológica con la que convive desde el día que nació.
“La hemiparesia es algo con lo que nací”, comenzó contando con una calma admirable. “Básicamente, cuando un bebé nace y se queda por unos segundos sin oxígeno en una parte del cerebro, eso puede dejar secuelas. En mi caso fue en el derecho, entonces por eso yo tengo afectada la motricidad y la movilidad de la mitad de mi cuerpo”, explicó con total naturalidad.
Lejos de victimizarse, Marta destacó el rol fundamental que tuvo su familia para mejorar su calidad de vida. “Gracias a que mi familia reaccionó rápido, y mi papá se movió como un león para encontrar a los mejores médicos, logré recuperar bastante. Hice, y sigo haciendo, mucha kinesiología. Es un trabajo constante, que no termina nunca”, expresó.
El comandante es recordado siempre por su personalidad intensa, y la hermana de Felipe admitió que él fue clave en ese proceso. “Él nunca escatimó en tratamientos, en consultas ni en amor. Se ocupó de todo. Eso me marcó para siempre”, reveló la joven heredera del imperio chocolatero.
A sus 21 años, Marta reflexionó sobre cómo esta condición influyó en su personalidad: “Yo siento que, por suerte, lo que me pasó fue duro, sí, pero también podría haber sido mucho peor. Me lo normalizaban tanto en casa que yo no me sentía diferente a mis compañeros”.
Con una sonrisa, recordó cómo su familia la contenía: “‘Después del estudio, te compramos un sandwichito’ o ‘Vamos a ver ropa, así te distraés’, me decían así no me jodía tanto… Al revés, me ayudaba a forjar mi personalidad”.
Sobre los tratamientos que debió atravesar en su infancia, Marta contó que usó una ortesis hasta los 12 o 13 años. “Era básicamente o no ir al colegio, o que me dé vergüenza, o decir ‘bueno, mirá tengo la bota, listo, es parte de lo que soy y ya está’”, cerró con madurez y emoción.