miércoles, 16 de abril de 2025 18:00
Una vez más, el escándalo se convirtió en el motor de la televisión. Las explosivas declaraciones de Viviana Canosa en Canal 13, donde vinculó a Lizy Tagliani y a otras figuras del espectáculo con delitos sumamente delicados, sacudieron a la farándula y generaron una fuerte repercusión mediática. Como era de esperarse, varios programas se colgaron del tema, pero uno en particular logró destacarse: Sálvese quien pueda, conducido por Yanina Latorre.
La panelista devenida en conductora aprovechó la jornada para repasar con lujo de detalles lo dicho por Viviana Canosa, pero no se quedó ahí. Yanina Latorre sumó datos, aportó voces nuevas y no dudó en expresar su opinión sobre un asunto que, claramente, incomodó a muchos. Con el estilo directo que la caracteriza, convirtió su programa en uno de los más comentados del día.
Lo que nadie esperaba era que el pase con LAM —un recurso más habitual en la radio que en la tele— terminara elevando los números de rating para ambos ciclos. Yanina Latorre se quedó un largo rato conversando con Ángel de Brito y ambos sacaron provecho del escándalo para analizarlo en profundidad, entre risas, ironías y chicanas.
El resultado fue más que positivo. Sálvese quien pueda logró picos de más de 5 puntos y cerró la emisión con un promedio de 4,4, posicionándose tercero en su franja. Nada mal para un ciclo nuevo que aún está ganando terreno. Pero la sorpresa vino después: LAM no solo mantuvo la atención, sino que creció en audiencia.
El programa de Ángel de Brito trepó hasta los 6 puntos en algunos momentos y cerró con un promedio de 5.8, superando por casi un punto su marca habitual. Si bien Ángel ya tiene una audiencia fiel, quedó claro que el empuje de Yanina Latorre y la continuidad del tema caliente jugaron a su favor.
Para muchos, este tipo de pases son una herramienta clave para fortalecer la grilla de América. La combinación de figuras fuertes, contenido picante y timing televisivo puede marcar la diferencia entre un programa que pasa desapercibido y uno que lidera en su franja.
Yanina Latorre, además, se mostró cómoda en su rol de conductora, dejando atrás su clásico lugar de panelista. Con soltura y control, llevó adelante un programa que, lejos de ser un simple rebote del escándalo, propuso un análisis con identidad propia. Eso también suma a la hora de construir una audiencia fiel.
¿Fue entonces un éxito o un simple golpe de suerte? Lo cierto es que el tándem Latorre–De Brito funcionó y los números lo respaldan. En un escenario televisivo cada vez más competitivo, lograr subir el rating no es poca cosa.
Resta ver si esta estrategia se repetirá en futuras emisiones. Por lo pronto, queda claro que el escándalo vende… y mucho. Y cuando dos expertos del espectáculo se unen, los resultados pueden ser más que rentables.