jueves, 17 de abril de 2025 16:40
Un gesto muy fuerte, cargado de simbolismo y humanidad. Francisco siempre tuvo esa cercanía con los marginados, y las cárceles, como él mismo dice, son uno de esos “periféricos existenciales” a los que la Iglesia no puede darle la espalda. El hecho de que haya sido ovacionado por presos y guardiacárceles habla de algo más que respeto, habla de una conexión genuina.
Aunque este año no pudo hacer el lavado de pies, su presencia sola transmite ese mensaje de dignidad y esperanza. Y que lo diga en Regina Coeli, la cárcel más grande de Italia, tiene peso es un lugar con mucha historia y no precisamente fácil.
Al final de la oración, el Papa saludó a cada uno de los reclusos presentes, con quienes rezó el Padrenuestro y les impartió su bendición. La visita duró unos 30 minutos. Este centro penitenciario, que funciona en un antiguo convento del siglo XVII, está ubicado en el turístico barrio romano de Trastevere.
En esta cárcel deteriorada y sobrepoblada, el papa se reunió en privado con unos 70 presos, así como con miembros de la dirección y del personal penitenciario.