Para Carabajal es una “escuela del pensamiento de la filosofía. Es una escuela de la vida y que, sobre todo, está atravesada por el libre pensamiento y libre de los dogmas. Uno a través de esa escuela puede adquirir valores y principios de la fraternidad, la igualdad, la libertad para desarrollarte como persona y al desarrollarte vos podés mejorar tu contexto, el mundo, tu provincia”.
La punta del ovillo fue el descubrimiento de una publicación de un decreto de 1908. Carabajal es profesor de Historia y estuvo a cargo del Archivo Histórico, y en una de sus frecuentes lecturas advirtió la publicación que le despertó la curiosidad.
“Me topé con un decreto del año 1908 en el cual una logia masónica de Catamarca pedía la autorización para personería jurídica para trabajar como asociación civil al entonces gobernador Emilio Molina”, explicó el docente.
Finalmente, el Gobierno rechazó la petición que fue publicada en un decreto al que Carabajal tuvo acceso. “Se llamaba Logia Masónica General Mitre 118 y que había sido fundada en 1906. A partir de ahí empezamos con la inquietud”. Era el año 2022 y ese hallazgo fue el punto de partida. “La lectura de un texto del profesor (Luis) Navarro Santa Ana también me dio un poco de luz y averigüé qué textos manejaban esta temática en Catamarca y vi que no había nada más que cosas sueltas en algunos diarios de la época como “El Montañés”, “El Debate” o “El Día”.
El paso posterior fue llevarle la propuesta a Nieva y juntos comenzaron los trabajos de recopilación, lecturas, entrevistas y viajes para lograr desentrañar de qué manera surgió y se desarrolló la masonería en la provincia.
El periodista e investigador recordó una entrevista realizada al gran Luis Leopoldo Franco en la década del 80. “Él me introduce en la figura de Domingo Faustino Sarmiento, quien era masón. De hecho, durante su presidencia surgen las escuelas normales de Mujeres y que se logra a partir de una serie de acuerdos masónicos de Sarmiento con Estados Unidos. Vienen las maestras normalistas entre las que estaba Clara Jeanette Armstrong. En total eran 67 maestras. A partir de ahí me empezó a llamar la atención”, señaló.
Las rispideces entre la Iglesia y la masonería fue un rasgo común de la historia. En Catamarca, uno de los sucesos destacados que evidencian esta tirantez está reflejado en el libro.
“La historiadora Elsa Beatriz Ahumada del Pino registró, por ejemplo, que cuando muere Sarmiento la Iglesia no quería rendir los honores, pese a que había sido presidente”, comentó Nieva.
“Eso nos dio la muestra de que acá hubo un pensamiento masónico, con masones que tenían destacada trayectoria. Algunos se vinculaban al deporte, otros se vinculaban a la cultura, otros se vinculaban a Catamarca, uno a la política y a partir de ahí nació con Carlos la idea de que registremos y generemos el debate de las ideas, más que nada”, explicó.
El libro fue presentado en el Museo Histórico Provincial y contó con la presencia del investigador chileno Yuri Jeria, la diputada Adriana Díaz, el historiador Marcelo Díaz, y el músico e investigador Sergio Lambruschini como moderador.
En “Masones y Masonería en Catamarca” surgen nombres de políticos y personalidades influyentes de la provincia quienes fueron considerados masones. Uno de ellos fue Ezequiel Soria, figura preponderante del teatro, y su hermano Manuel Soria. También son mencionados Ramón Gil Navarro –ex periodista y miembro de la Cámara de Diputados de la Nación–el gobernador y militar José Silvano Daza y Antonio Argerich.
“En el caso de Catamarca, las familias que tenían un alto poder adquisitivo enviaban a sus hijos a Buenos Aires a formarse. Muchos de ellos para formarse como dirigentes políticos para volver a Catamarca y cuando iban a Buenos Aires tuvieron el “quiebre” al conocer los talleres masónicos”, relató Nieva.
“Por ejemplo, el caso de Ezequiel Soria y su hermano Manuel que el cronista, fueron enviados a Buenos Aires y se encuentran con la Revolución del Parque (1890), y con la masonería. De hecho, a fines del siglo XIX surge el periódico El Montañés, que fue de marcada línea liberal. Ese diario fue el único que se refirió a la negativa de la Iglesia local de dar los honores a Sarmiento”. En ese periódico escribió Manuel Soria y tuvo como creador y director a Antonio Argerich, quien fue –nada más y nada menos– que el primer presidente de la primera logia masónica de Catamarca en 1906, la Logia “General Mitre 118”.
Esquiú y Felipe Varela
Es inevitable preguntarse cuál era la postura ante la masonería de dos de los referentes más fuertes de la historia catamarqueña: el Beato Mamerto Esquiú y el coronel Felipe Varela.
“Para mí, Esquiú es un personaje que en lo político tuvo un amplio margen por sus acciones, por ejemplo, de respetar la ley, por sus acciones progresistas, de trabajar en el conflicto por las mujeres protestantes que enseñaban a las jóvenes de Catamarca, entre otras acciones. Fue presidente de la Cámara de Diputados… O sea, era un sacerdote, pero que era político y dentro del marco del pensamiento político era liberal. Pero decir que era masón, no”, subrayó Nieva.
“Creo que está lejos eso, porque era del dogma católico, pero lo que sí señalo como idea, como elucubración de que como trabajaba en la estructura del poder, tuvo vínculos y negociaciones con los masones. Y uno de los elementos que yo sostengo como punta del ovillo es el vínculo con Ramón Gil Navarro, con quien fue compañero en la escuela secundaria y existió un vínculo de amistad y fraternidad en el colegio Quintana. Gil Navarro era masón y fue diputado nacional por Catamarca y La Rioja y también senador provincial en Córdoba”.
Para los investigadores, Felipe Varela no fue masón. No pueden confirmarlo, pero sí sostienen que habría sido influenciado por estas ideas a raíz de su contacto con referentes de la política y de la cultura en Copiapó, Chile.
“En la sociedad copiapina había varias ideas hegemónicas vinculadas por extranjeros que trabajaban la minería que estaban muy vinculados a la fraternidad, la unión, la libertad, etcétera. Y una idea que tratamos de aportar en el libro es que muchas de esas ideas reinaron en el pensamiento de Felipe Varela porque él iba y comerciaba, se vinculaba con esos sectores de la política y de la sociedad”, sostuvo el periodista.
El repaso histórico realizado por los investigadores llega hasta 1930. Hasta ese período también cobraron notoriedad científicos europeos quienes fueron “importados” durante la presidencia de Sarmiento para su proyecto de la creación de la Academia Nacional de Ciencias. Francisco Latzina, Carlos Germán Conrado Burmeister, Federico Schickendantz, Luis Brackebusch y los hermanos Adolfo y Oscar Doering.
“Los ´viajeros´ de Domingo Faustino Sarmiento, se concentraban en Córdoba, sede de la mencionada Academia y comenzaban sus tareas de registros e investigación en las provincias argentinas. Varios de los profesores e investigadores europeos fueron contratados por el Gobierno Nacional de la época, y algunos figuran como afiliados a las órdenes masónicas, una orden filosófica vinculada a la promoción de las ciencias”, entre otras características”, reza un párrafo del libro.
Presente
Los autores le comentaron a RE que la revisión llegó hasta 1930. “Hicimos un recorte” señalaron, pero comentaron que según su investigación existen en la provincia en la actualidad cuatro grupos. Tres de varones y uno de mujeres.
“Nosotros hemos logrado contactar a algunas de estas personas y charlar con algunas de ellas. Ellos se reúnen periódicamente”, señalaron.
En el tramo final de la entrevista le consultamos a los autores cómo consideran que la masonería influiría en el contexto socio-político mundial.
“En un contexto actual de tanto fanatismo, que lo único que hacemos es fragmentar más y dividir más, creo que el gran aporte que hace en términos de la historia de la Argentina es apoyar los acuerdos dentro de la diversidad. Y creo que para el hoy, es una de las mayores señales para evitar tanto fanatismo”, concluyó Nieva.
Texto: Pablo Vera
Fotos: Ariel Pacheco
Los comienzos
Los orígenes de la masonería moderna se desarrollaron en Inglaterra a fines del siglo XVII y principios del siglo XVIII. Luego se expandió por toda Europa hasta llegar a otros países. En América Latina llegó a través de España, Francia, Portugal e Inglaterra, traída por comerciantes, militares, viajeros ilustrados y exiliados. A finales del siglo XVIII y principios del XIX, las ideas masónicas ya estaban presentes en muchos círculos ilustrados de las colonias.Grandes celebridades de la historia argentina fueron masones: Domingo Faustino Sarmiento, José de San Martín, Bartolomé Mitre y Leandro Alem, y más cercanos en el tiempo, Juan Domingo Perón. Argentina tuvo más de una decena de presidentes que fueron masones: Rivadavia, López y Planes, Urquiza, Mitre, Sarmiento, Juárez Celman, Pellegrini, Quintana, Figueroa Alcorta, Sáenz Peña, de la Plaza, Yrigoyen y Justo.
En la actualidad se estima que hay unos 6 millones de masones en todo el mundo.
La simbología
La escuadra, símbolo del equilibrio entre lo material y lo espiritual, y el compás, que alude al espíritu, son probablemente los emblemas más reconocibles para la mayoría. Sin embargo, hay muchos otros signos que también encierran significados profundos. Los tres puntos, por ejemplo, pueden interpretarse como representación de la igualdad, la libertad y la fraternidad, o bien de la ciencia, la justicia y el trabajo. Otro símbolo significativo es el mandil, ese delantal que cubre el abdomen, heredado de los antiguos albañiles que, al tallar la piedra, protegían su cuerpo de los golpes del mazo.