domingo, 11 de mayo de 2025 01:00
A casi 50 años de la última dictadura militar, se conoció una noticia que vuelve a estremecer y, a la vez, trae un doloroso cierre a una larga búsqueda de parte de la familia y la sociedad. Los restos de Aída Villegas, la joven psicóloga catamarqueña desaparecida hace casi medio siglo durante la última dictadura militar, fueron hallados en el denominado Pozo de Vargas, en la provincia de Tucumán.
La confirmación llegó a través de un doloroso mensaje en redes sociales de Claudia Villegas, hermana de Aída. Sus palabras, cargadas de emoción y profundo pesar, rápidamente recorrieron los principales medios provinciales y del país. “Aidita vuelve, la cubriré con besos, le contaré lo que pasó durante estos años en el país por el que entregó su vida… Que aún no logramos sentar a los niños en la mesa familiar para desayunar, almorzar y cenar”, escribió Claudia, dejando profundo impacto de la ausencia en su familia y en la sociedad argentina.
Hecho
Aída Villegas, oriunda de Catamarca, fue secuestrada el 2 de noviembre de 1976 en su domicilio de la calle Catamarca 386, en la capital tucumana. El operativo, perpetrado por personal del ejército que actuó con total impunidad y con los rostros cubiertos, dejó una huella imborrable del terror vivido en la época. Los represores saquearon la casa y sometieron a Aída a brutales torturas, incluyendo descargas eléctricas, que dejaron manchas de sangre en su habitación. La familia, desesperada, buscó información en la Policía y el Ejército, pero sus esfuerzos fueron en vano.
Las investigaciones posteriores y testimonios de sobrevivientes señalan que Aída fue vista en dos Centros Clandestinos de Detención (CCD) emblemáticos del terrorismo de Estado en Tucumán: la Jefatura General de Policía y el Ingenio Nueva Baviera. El testimonio de Juan Carlos “El Perro” Clemente fue crucial al mencionarla con la sigla “DF” (Destino Final), un término siniestro utilizado por los represores para referirse a la ejecución de los detenidos-desaparecidos. Aída tenía tan solo 22 años y se había recibido de psicóloga en la Universidad Nacional de Tucumán, cuando fue víctima de la dictadura.
Su hermano
La tragedia para la familia Villegas no terminó con la desaparición de Aída. Su hermano, Jorge Villegas, también fue secuestrado del mismo domicilio el 8 de junio de 1977. Si bien el operativo en su contra fue menos violento, la familia inicialmente creyó que su detención estaba relacionada con un operativo de seguridad por la visita de Videla a Tucumán, ya que Jorge formaba parte del Coro de Cámara de Tucumán. Sin embargo, nunca reapareció. Más tarde se supo que Jorge fue secuestrado para presionar a Aída, quien aún estaba con vida, y obtener más información.
Pozo de Vargas
El hallazgo de los restos de Aída en el Pozo de Vargas, un sitio lamentablemente conocido por ser utilizado como fosa común clandestina durante la dictadura, forman parte de un avance significativo en la búsqueda de verdad y justicia para las víctimas del terrorismo de Estado.
Si bien el dolor persiste, la identificación de sus restos permitirá a su familia finalmente darle un entierro digno y comenzar un nuevo capítulo en el largo camino hacia la memoria y la reparación.
En el Pozo de Vargas se recuperaron los restos óseos de 149 personas, de las cuales solo se identificaron 120 personas. Sin embargo, aún quedan 29 cuerpos sin identificar.