El exministro de Economía Domingo Cavallo brindó su opinión sobre la actualidad económica argentina en una columna centrada en el rol de los «dólares del colchón» y el desafío de implementar el modelo de competencia de monedas que impulsa el gobierno de Javier Milei.
En su análisis, advirtió que el éxito de ese esquema dependerá, principalmente, de dos elementos: lograr un stock suficiente de reservas internacionales genuinas y eliminar por completo las restricciones al movimiento de capitales.
La mirada de Domingo Cavallo sobre el plan «dólares del colchón»
Desde su visión, en un país con una sola moneda oficial y un tipo de cambio libre, las reservas externas no serían imprescindibles. Sin embargo, marcó una diferencia clave con la situación argentina: «Esto no ocurre en economías como la nuestra, fuertemente endeudadas en monedas extranjeras y que prácticamente no tienen crédito externo».
En ese marco, Cavallo enfatizó que las reservas no solo son necesarias para cumplir con los pagos de importaciones y compromisos financieros, sino también para permitir el crecimiento del crédito bancario en dólares como parte de una posible remonetización.
«Se necesitan reservas externas para que puedan pagarse sin inconvenientes las importaciones y afrontarse sin demoras los pagos de servicios de la deuda. Y se necesitan muchas más reservas en la medida que la economía pretenda remonetizarse, no solo en la moneda local sino también en dólares«, explicó el exfuncionario.
Uno de los ejes centrales de su planteo es el ingreso al sistema financiero de los ahorros en moneda extranjera que hoy se mantienen fuera del circuito formal. A esos fondos, conocidos popularmente como «dólares del colchón», Cavallo los definió como «activos líquidos en moneda extranjera de residentes que no están depositados en los bancos del país ni invertidos en el mercado local de capitales». A su entender, este fenómeno tiene raíz en la desconfianza generalizada hacia el peso y hacia las políticas económicas de largo plazo.
Según expuso, revertir esa conducta es clave para dinamizar la economía. «El problema macroeconómico principal y más relevante que se manifiesta en la existencia de activos familiares ocultos es que se trata de ahorros que no financian inversiones ni capital de trabajo de las empresas que son el motor del crecimiento económico», remarcó.
La clave para que funcione la competencia de monedas, según Domingo Cavallo
Cavallo sostuvo que un sistema bimonetario solo puede ser funcional si ambas monedas -el peso y el dólar- compiten en condiciones iguales. «El buen funcionamiento de un sistema bimonetario requiere que las dos monedas sean convertibles, es decir que no haya ninguna limitación al movimiento de capitales. Solo así pueden competir de igual a igual», apuntó, al tiempo que cuestionó las trabas vigentes que, según él, distorsionan el arbitraje de tasas entre el mercado local y el externo.
También fue crítico con las normas que restringen el uso de depósitos en dólares dentro del sistema bancario. A su juicio, esa rigidez impide que el dólar cumpla su rol de moneda en competencia con el peso. «El dólar depositado en los bancos deja de cumplir el rol de moneda en competencia con el peso y no se consigue que los depósitos en dólares financien inversiones o capital de trabajo de las empresas que no sean de exportación», alertó.
Desde su perspectiva, la remonetización no puede limitarse únicamente a aumentar la base monetaria: debe incluir una expansión significativa del crédito bancario, tanto en pesos como en dólares. «Se trata de lograr que el crédito bancario aumente significativamente hasta alcanzar porcentajes varias veces más elevados que los que se observan actualmente», expresó.
En ese sentido, subrayó la necesidad de que el Banco Central esté preparado para actuar como prestamista de última instancia ante cualquier episodio de tensión financiera. «Toda intermediación financiera que admita encaje fraccionario, sea en pesos o en dólares, necesita contar con mecanismos de provisión de liquidez para evitar corridas desestabilizadoras contra los depósitos«, explicó.
Durante su exposición, Cavallo también compartió datos sobre el nivel de monetización del sistema argentino. A fines de mayo de 2025, los depósitos bancarios -en ambas monedas- representan apenas el 17% del PBI, mientras que en países vecinos como Brasil, Uruguay, Chile y Paraguay ese ratio supera el 40%. En comparación, recordó que durante el régimen de convertibilidad, ese número llegó al 60%.
En cuanto al financiamiento al sector privado, mencionó que «representan el 85% del total de depósitos en pesos, mientras que en el caso de los préstamos en dólares estos alcanzan sólo a la mitad de los depósitos en esa moneda». Esa brecha, dijo, refleja una fuerte «represión financiera» sobre los préstamos en moneda extranjera.
Si bien reconoció que los incentivos regulatorios o impositivos pueden ayudar a mejorar el panorama, advirtió que «ese efecto será muy limitado mientras no se avance hacia la remoción completa de todas las restricciones cambiarias que aún subsisten para las empresas». Por eso insistió en la necesidad de permitir que los bancos operen con depósitos en dólares como lo hacen actualmente con los pesos.
Por último, remarcó que la acumulación de reservas no solo es clave para sostener la estabilidad macroeconómica, sino también para contener la inflación. «La compra de reservas propias permitirá consolidar a la vez la eliminación de la inflación y el rápido crecimiento económico», concluyó. Según explicó, ese colchón de divisas podría reducir las tasas de interés, eliminar expectativas de devaluación y disminuir los riesgos financieros.