“Si la devaluación fuera la solución, el Congo y Argentina serían la maravilla económica mundial”, ironizó Ricardo Arriazu. El economista destacó que la verdadera solución no pasa por la corrección del tipo de cambio nominal, sino por bajar el “costo argentino”.
Arriazu presentó un cuadro en el que se puede observar que el Congo es el país que más devaluó su moneda desde 1960 -por encima de 13.700 billones por ciento- seguido de la Argentina -con una depreciación de 110 billones-. Lo hizo en el marco de una disertación realizada esta semana en el Grupo Cohen.
Comentó que “cuando la gente pide devaluar, tomando prestado un ejemplo de un amigo, es como si el petiso que mide un metro cincuenta dijera devaluame el metro, en lugar de 1,50 voy a medir 3 metros, pero claro, el que medía 2 pasa a medir 4, no me cambió nada”.
“Lo que él tendría que haber pedido es una hormona del crecimiento”, sostuvo, para pasar a explicar que el equivalente económico en este caso de la hormona del crecimiento consiste en disminuir el costo argentino mediante reformas estructurales.
Tras reiterar que el tipo de cambio no modifica nada, enfatizó que son necesarias reformas estructurales que es donde está el verdadero problema y que históricamente nunca fue atacado y recién ahora se comienza a encarar. Asimismo, señaló que es necesario que los salarios se recuperen, pero no por encima del crecimiento de la productividad.
Pronósticos para la economía que viene
Con relación a la macroeconomía en general, según Arriazu, “estamos en una situación sólida, pero faltan un montón de reformas”.
Proyecta la inflación del año en curso a 29% con un crecimiento en la actividad económica que viene acelerándose y que llegaría a 6,3%.
Advirtió que “El peligro más grande que tenemos es una crisis internacional o la política en la Argentina. Esos son los dos peligros, los dos cisnes negros”.
No obstante, consideró que “si mantenemos los equilibrios macroeconómicos, solamente evitando los años negativos, Argentina duplica la tasa de crecimiento, sin desarrollar todos los sectores en los cuales tenemos ventajas comparativas”.
Concluyó recordando “yo di una charla en Tucumán que se llamó soñando con una Argentina posible, y el título no es casualidad. Es posible y le voy a mostrar qué pasaría si hacemos las cosas bien hechas. Y por qué soñando, porque éste es el país que desaprovecha todas las oportunidades. En ese momento tenía una probabilidad del 30% de éxito, y dije si hay un buen acuerdo con el Fondo Monetario Internacional 50, entonces ahora asigno 50% de probabilidad que logremos cambiar nuestro karma de decadencia relativa”.