martes, 17 de junio de 2025 17:00
Hace más de una década, Jorge Rial compartía con el mundo uno de los textos más conmovedores de su vida. En esa carta escrita en 2012, el periodista hablaba desde lo más profundo de su corazón sobre lo que significaba para él ser padre, especialmente padre adoptivo. Sus palabras, atravesadas por el amor, la entrega y la emoción, hoy resuenan con más fuerza a la luz de la compleja relación que mantiene con una de sus hijas, Morena.
En aquel entonces, Jorge Rial atravesaba un momento de fuerte conexión con Rocío y Morena, sus dos hijas. Pese a la reciente separación de Silvia D’Auro, su ex pareja, su vínculo con las chicas parecía sólido. Sin embargo, el tiempo trajo nuevos desafíos. Hoy mantiene un lazo cercano con Rocío, pero con Morena el camino ha estado plagado de altibajos, distanciamientos y conflictos que incluso derivaron en causas judiciales recientes.
La relación entre Jorge Rial y Morena nunca fue sencilla. Desde joven, la hija mayor del conductor mostró una personalidad rebelde y un espíritu inquieto. Aunque disfrutó de una infancia sin privaciones materiales, lo que siempre pareció faltarle fue contención emocional. Esa carencia se tradujo en una adolescencia difícil y en un presente turbulento, a pesar de su experiencia como madre de dos niños.
Pero fue en esa carta del Día del Padre donde Jorge Rial logró expresar una definición de la paternidad que sigue vigente. “No existe la diferencia entre la sangre y el corazón”, escribió, dejando en claro que para él, el amor paternal trasciende lo biológico. Ser padre, decía, es un compromiso diario: desde cambiar pañales hasta sostener a un hijo en medio de una fiebre o una tristeza profunda.
Jorge Rial describía la paternidad como un lazo invisible, irrompible, que se teje con actos cotidianos. “Ser padre es quedarse cuando todos se van”, afirmaba, con la convicción de quien conoce el amor incondicional. Y también, con la vulnerabilidad de quien ha sentido la distancia y el dolor que a veces provocan los propios hijos.
En su texto, también se animó a hablar del prejuicio que muchas veces rodea a la paternidad adoptiva. Aseguró que ese tipo de comentarios, lejos de herirlo, le recordaban cada día la fuerza de su elección. “Cada día me hacen más fuerte”, escribió, dejando en claro que ser elegido como padre por sus hijas era una de las mayores bendiciones de su vida.
Releer hoy esa reflexión tiene un doble filo: es tanto un testimonio de amor como una herida abierta. La imagen de sus hijas discutiendo qué película ver, con la que cerraba aquel texto, se contrasta con el presente cargado de tensiones.
Sin embargo, Jorge Rial sigue creyendo en ese “acto reflejo de amor eterno” que lo definió como padre. Y aunque los caminos se hayan bifurcado, su carta deja en claro que, para él, el vínculo con sus hijas no se mide en ADN, sino en la fuerza de un amor que eligió ser, más allá de todo.