En una jornada cargada de simbolismo y tensiones políticas, el peronismo bonaerense logró lo que hasta hace poco parecía improbable: sellar un acuerdo de unidad bajo un nuevo nombre, “Fuerza Patria”, con el que competirá en las elecciones legislativas del 7 de septiembre. El anuncio llegó tras días de intensas negociaciones, reuniones cruzadas y un desfile incesante de dirigentes por la Casa de Gobierno en La Plata.
El nombre no es casual: apela a la épica nacional, al compromiso con el país y a la necesidad de cerrar filas frente a un escenario político adverso. La decisión de unificar al peronismo bajo un solo frente no fue sencilla. Las diferencias internas entre el kicillofismo, La Cámpora y el Frente Renovador venían marcando el pulso de la política bonaerense desde hace meses.
Sin embargo, la amenaza del avance libertario encabezado por el presidente Javier Milei, sumado al deterioro económico y social que afecta a vastos sectores del conurbano, terminó por acelerar los tiempos. El gobernador Axel Kicillof, el diputado Máximo Kirchner y el exministro de Economía Sergio Massa fueron los tres pilares sobre los que se construyó el acuerdo.
Durante tres días consecutivos, se reunieron en La Plata para destrabar los puntos más conflictivos: la distribución de candidaturas, el control de la junta electoral y, sobre todo, el nombre del frente. “Fuerza Patria” fue el nombre elegido tras un extenso debate.
La denominación busca condensar el espíritu de unidad, la defensa de la soberanía y el compromiso con los sectores populares. El eslogan que acompañará la campaña será: “Votá por tu futuro, votá por tu país”. La elección del nombre no fue menor: se barajaron otras opciones, pero finalmente se impuso una fórmula que remite tanto a la tradición peronista como a una narrativa de resistencia frente al ajuste.
El acuerdo incluyó una arquitectura institucional que refleja la desconfianza mutua entre los sectores. Se estableció en este nuevo peronismo una junta electoral tripartita, con representantes de cada espacio: Carlos Bianco (por Kicillof), Leonardo Nardini (por el cristinismo) y Rubén Eslaiman (por el massismo).
Comisión
Además, se definieron tres duplas de apoderados, una por cada sector, para garantizar que ninguna fuerza tenga el control exclusivo de “la lapicera”. También se conformó una comisión de seis dirigentes encargada de definir las candidaturas: dos por cada espacio.
El objetivo es evitar imposiciones unilaterales y asegurar que las listas sean producto del consenso. Sin embargo, el reparto de cargos sigue siendo un punto de tensión, especialmente en las secciones electorales más relevantes, como la Primera y la Tercera.
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