miércoles, 30 de julio de 2025 13:00
Marcela Tauro, conocida por sus revelaciones, sorprendió al aire al confesar una situación límite que enfrentó durante sus años en Intrusos, bajo la conducción de Jorge Rial. Esta anécdota, hasta ahora desconocida, dejó al descubierto una fuerte interna con el canal.
La confesión surgió a raíz de un escándalo similar en el programa Bendita, que recientemente salió al aire sin conductor ni panelistas. Paula Varela, panelista de Intrusos, comentó que algo así no pasaría en América, pero Tauro interrumpió con su inesperada revelación.
“Eso acá una vez pasó”, afirmó Tauro, y relató que sucedió a fin de año. En ese momento, ella, Marcelo Polino y Daniel Gómez Rinaldi no habían firmado contrato para el año siguiente y la fecha del 1° de enero se acercaba. Con el gerente en Punta del Este, el equipo decidió “no salir” y se “plantó”.
Luis Ventura, quien estaba al frente del programa como conductor interino, apoyó el reclamo, pero les advirtió que debía cumplir con su rol al aire. Tauro recordó la tensión con humor: “¡Casi nos echan!”.
Aunque el conflicto no resultó en despidos, generó un «lío bárbaro» y mucha tensión con las autoridades del canal. “Ahí uno aprende que la tele es la tele”, concluyó Tauro con resignación, reflejando la cruda realidad del medio.
La charla entre los panelistas de Intrusos abrió la puerta a más recuerdos tras bambalinas. Adrián Pallares, actual conductor de Socios del espectáculo, rememoró una experiencia similar en 2007. Él, Rodrigo Lussich y Ángel de Brito fueron enviados a cubrir la temporada de Los Profesionales en Mar del Plata.
Pallares contó que fueron alojados en condiciones precarias: “Nos daban dos toallas, unos jaboncitos y un departamento de dos ambientes. Había una cama grande y una chica. Tuvimos que pedir otra”. Esto contrastaba con los gerentes y otros talentos, quienes estaban cómodamente instalados en Torres de Manantiales.
A pesar de que “patalearon un poco” y les dieron “algunas cosas”, Pallares recordó que estuvieron “un mes hacinados”. Su contundente frase final resume la esencia de estas historias: “Al final, siempre gana la empresa”. Estas revelaciones demuestran que, más allá del brillo televisivo, existen duras negociaciones y conflictos detrás de cámara.