La conmemoración del 15 de agosto también nos recuerda a San Alipio, un obispo de la Iglesia primitiva y amigo de San Agustín de Hipona. San Alipio, al igual que Agustín, fue un hombre de gran intelecto que buscó la verdad en diversas filosofías antes de encontrarla en el cristianismo. En su juventud, su vida estuvo marcada por la búsqueda de una vida virtuosa, a pesar de las tentaciones de la época, y se convirtió en un ejemplo de pureza y honestidad.
Un Camino de Conversión Compartida
Alipio acompañó a San Agustín en su viaje a Milán y fue testigo de su conversión, un evento que también cambió su vida. Alipio se convirtió al cristianismo y fue bautizado junto a San Agustín por San Ambrosio. A partir de ese momento, se convirtió en un compañero fiel de su amigo, y lo acompañó en su regreso a África y en la fundación de una comunidad monástica en Tagaste.
El Legado de una Amistad en la Fe
San Alipio fue un obispo sabio y valiente, y su amistad con San Agustín es un ejemplo de la fuerza que la fe puede dar a una relación. Se le recuerda por su humildad, su fidelidad a la fe y su amor a Dios. Su memoria nos enseña que el camino hacia la santidad se puede recorrer en compañía, y que la amistad en Cristo es una fuente de gracia.
Oración
Oh, Dios, que nos has dado en San Alipio un ejemplo de amistad y de fe, te pedimos que, por su intercesión, nos concedas la gracia de encontrar en nuestros amigos un apoyo en el camino hacia la santidad. Amén.
Este artículo forma parte de nuestro especial ‘Fe y Devoción en Agosto’. Descubri la guía completa del santoral del mes haciendo clic aquí.
