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Roma no paga traidores y encima les cobra

En uno de los tantos momentos álgidos de su enfrentamiento con Victoria Villarruel, Javier Milei comenzó a utilizar la frase histórica “Roma no paga traidores”. Era inadecuado aplicarla a Villarruel, pues su origen tiene que ver con el desprecio de los romanos a la conducta de los “traidores” de bandos enemigos, no del propio como sería el caso de la Vicepresidenta. Sutilezas al margen, igual se entendía lo que Milei quería decir y quizás para él agraviar a Villarruel ameritaba una licencia histórica en aras de la potencia retórica.

El cierre de las candidaturas ofreció un marco más propicio para el uso del concepto, con un agregado que los estrategas de la “batalla cultural” acaso no hayan advertido.

Los espacios concedidos en las listas de La Libertad Avanza a los prófugos de otros partidos verifican que, en efecto, Roma no paga traidores, pero el escándalo de las coimas en el sistema de compra de medicamentos marca una evolución en la crueldad: no sólo no les paga, sino que les cobra el ingrato costo de tener que defender al Gobierno o hacerse los sotas frente a los indicios de corrupción.

El más comentado de los desaires libertarios fue el de Córdoba, donde el radical “peluca” Rodrigo De Loredo se negó a aceptar el tercer puesto en la oferta de diputados nacionales, desplazado de la cabeza de lista que ambicionaba por el ignoto Gonzalo Roca, mano derecha del jefe del bloque oficialista en la Cámara de Diputados, Gabriel Bornoroni, y la pintoresca influencer espiritual Laura Soldano. Tampoco pudo mojar el senador nacional Luis Juez, pese a sus esfuerzos.

Las decepciones de los socios en la banquina signaron todas las listas nacionales del país, aunque hay que consignar un detalle: en Mendoza y Entre Ríos, los gobernadores Alfredo Cornejo y Rogelio Frigerio entregaron las candidaturas al Congreso a los mileístas, pero se reservaron el protagonismo en las listas provinciales. Los pobres aspirantes libertarios cordobeses no gobiernan y tienen que rumiar la posibilidad de que, si obtienen un buen resultado, los libertarios se potencien y les arrebaten también la expectativa de relevar al gobernador Martín Llaryora en 2027.

Mal pagados, algo les aliviará el desengaño no tener que enfrentar la cancha inclinada por los audios del ex titular de la Administración Nacional de Discapacidad, Diego Spagnuolo, que involucran a la “hermanísima” Karina Milei y Eduardo “Lule” Menem en el circuito de sobornos.

Otros no tendrán esa suerte, si bien acaso obtengan alguna banca. En Catamarca, por ejemplo, los servicios del radical Francisco Monti en la Cámara de Diputados de la Nación fueron retribuidos con una degradación: tercer lugar de la lista de diputados provinciales. Le fue mejor que al diputado Tiago Puente, con el quinto y el séptimo lugar concedido a sus tropas, y a la también diputada Silvana Carrizo, octava en busca de reelección.

La lista nacional es libertaria “karimenemista” paladar negro: Adrián Brizuela, Miryam Juárez e Iván López, del PAMI. Los cabeza de la nómina provincial son tan “puros” como desconocidos: Carlos Aibar Quintar y Valentina Reinoso. Para completar la cascoteada, el primer postulante al concejal capitalino es el ex diputado del PRO Diego Martín Figueroa.

Víctimas de la romana sanción libertaria, los radicales “peluca” tienen encima que poner la jeta por las presuntas tropelías perpetradas por el “karimenemismo”. Sin más remedio, buscan empardar las sospechas de corruptelas nacionales con las provinciales.

Falacia del desvío o “whataboutism”, les reprocharía Milei si no estuviera tan complicado: desviar la atención de una acusación respondiendo “¿y qué pasa con…?” respecto a otra persona, hecho o situación. No se refuta el argumento original, se introduce otro tema para distraer o relativizar. Como también dice Milei: nada es gratis.

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