La retracción del consumo en Argentina transformó de manera drástica el panorama de las panaderías, con una fuerte baja en la producción y el cierre de miles de establecimientos. Según Martín Pinto, presidente del Centro de Panaderos de Merlo y referente de CIPAN, en los últimos 18 meses se cerraron 14.000 panaderías en todo el país, reflejando la magnitud de la crisis.
Martín Pinto, con más de tres décadas de experiencia en el rubro, explicó que los panaderos hoy operan muy por debajo de su capacidad instalada. “Solo seis de cada diez máquinas están encendidas”, afirmó, y agregó que la producción se redujo a la mitad, limitando la variedad de productos disponibles en los comercios.
“Antes en el mostrador tenías una gran variedad: panes, facturas, sándwiches. Hoy la realidad es muy distinta. Trabajamos con lo justo y apagamos equipos para ahorrar energía y evitar pérdidas”, explicó Pinto.
El consumo de pan cayó un 50% en el último año y medio, según el referente, y muchos hogares comenzaron a producir su propio pan para destinar ese dinero a otros alimentos esenciales como leche o carne.
La situación se ve agravada por el aumento constante de los costos de producción, que superan la inflación. Por ejemplo:
- El precio de la harina de 25 kilos pasó de $3.500 a $15.000.
- La levadura de primera marca, de $700 a $2.500 por medio kilo.
- La grasa, de $18.000 a $28.000.
- Además, se suman los aumentos en los servicios públicos.
La caída en la demanda obligó a las panaderías a priorizar únicamente los productos esenciales y a producir por encargo. Las facturas, un clásico de la mesa argentina, registran una baja del 85% en las ventas, y las heladeras de los comercios permanecen apagadas para evitar pérdidas.
¿Cómo afecta la crisis a los kioscos?
La crisis no se limita a las panaderías. En el último año cerraron 16.000 kioscos, dejando por primera vez menos de 100.000 comercios activos, según informó Ernesto Acuña, vicepresidente de la Unión de Kiosqueros de la República Argentina (UKRA). Acuña señaló que la caída de ventas y la competencia de supermercados, farmacias y cadenas locales agravaron la situación.
“El kiosco es como la postal de una ciudad o de un pueblo, pero están cerrando por varias razones. La principal es la recesión que se está viviendo desde hace tiempo”, indicó Acuña.