En Oncativo, una ciudad del corazón de Córdoba, cada martes y viernes cae la noche sobre un club atípico. No hay pelotas, ni raquetas, ni aros de básquet. Hay, en cambio, bolsas rellenas de maíz y dos tablas de madera inclinadas que esperan, pacientes, los lanzamientos de un puñado de jugadores. Allí, entre risas y concentración, se gesta una ilusión que este mes cruzará el océano: participar del Mundial de Cornhole, en Croacia.
“El 23 de septiembre viajo a Croacia a disputar el mundial de Cornhole”, le cuenta a Perfil Córdoba David Villegas, cordobés presidente de la Asociación Argentina de Cornhole y, al mismo tiempo, jugador. “Acá en Oncativo tenemos el primer club de la Argentina donde nos juntamos a practicar todos los martes y viernes”, relata Villegas, quien por estas horas vive días intensos.
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¿Qué es el Cornhole?
El Cornhole (maíz-hoyo, en su traducción literal) nació en Estados Unidos en 1883 y desde entonces se expandió por Europa, donde tiene torneos internacionales y ligas consolidadas. Francia, Italia, Alemania, Bélgica: en cada país el deporte crece, casi siempre bajo el mismo formato. Dos jugadores se ubican frente a frente a 8 metros de distancia y arrojan bolsas de maíz a un tablero con un agujero. Cada embocada son tres puntos. Cada bolsa que queda sobre la tabla, uno. Gana el primero que llega a 21.
“Es un deporte súper inclusivo: lo juegan tanto los niños como los adultos. Y eso es lo bueno, que lo puede jugar todo el mundo”, explica Villegas, con la paciencia de quien intenta abrir un universo nuevo ante oídos incrédulos.
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El sueño y los obstáculos
En Croacia, el cordobés se medirá con los mejores jugadores del planeta. “Muchos que nos conocemos por las redes, pero esta vez tocará conocernos personalmente…”, dice.
Pero en Argentina siempre hay un “pero” cuando hablamos de deportes que no son populares.
El entusiasmo de David está conviviendo con la dificultad económica. “Desde la organización conseguimos que nos den alojamiento. Solo eso. Lo demás lo tenemos que bancar solo nosotros. Por eso estamos en búsqueda de sponsors que quieran sumarse y auspiciar. Y también estamos haciendo una rifa”, narra.
Una invitación a apoyar
En Argentina, deportes como el Cornhole todavía viven en la periferia. No llenan estadios, no aparecen en las tapas de los diarios, pero existen y sueñan. Cada bolsa que cae en la tabla de Oncativo es un recordatorio de que el deporte también se construye desde la pasión silenciosa de los pioneros.
“Son deportes que por ahí no son muy conocidos acá, pero en otras partes del mundo se juegan un montón. Justamente, tienen sus torneos internacionales y mundiales”, informa Villegas.
El cordobés está convencido de que esta experiencia en Croacia será apenas el comienzo. Pero para que ocurra, necesita una ayuda concreta: sponsors, aportes solidarios o simplemente comprar un número de rifa. Gestos que permitan que un cordobés – junto a Ignacio Prieto, de Capital Federal – se presente en un deporte que, quién sabe, tal vez en unos años encuentre su propio lugar en nuestro país.
Es que detrás de cada bolsa de maíz que vuela en Oncativo hay algo más grande: la posibilidad de sembrar un deporte nuevo en la tierra fértil del entusiasmo.