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Milei frente a un shock de realidad, una interna cada vez más feroz y las dudas sobre el futuro de la mesa política

Los movimientos de esta semana y la ratificación del poder de Karina Milei. El operativo en redes y las acusaciones cruzadas. Qué quiere Santiago Caputo. La embestida de los últimos días. El mensaje de este lunes. Semana clave para el escándalo en Discapacidad. La disputa en el peronismo

Un shock de realidad, en todos los frentes. La contundente derrota del último domingo profundizó la disputa interna y la fragilidad del sistema de toma de decisiones libertario, y desnudó la verdadera esencia del proyecto oficial: la comunión indivisible entre Javier Milei y su hermana Karina, el único fusible que el Presidente no está dispuesto a sacrificar. Ayer, después de una semana de catarsis y reproches cruzados, de operaciones sensibles y de la puesta en marcha de una supuesta reformulación de la gestión política, Milei replicó en X una extensa defensa a la Secretaria General que un tuitero libertario tituló “Por qué el blanco es Karina”.

“Javier es Karina, Karina es Javier”, posteó durante la tarde Santiago Oria, el cineasta oficial que tiene acceso libre a Olivos. No fue el único: hubo un respaldo planificado de dirigentes y funcionarios cercanos a la familia presidencial que salieron en cadena a apoyar a “El Jefe”.

Milei está decidido a sostener a su hermana, aún frente a una embestida feroz como la de estas últimas horas que se agudizó con la derrota de hace una semana. Cualquier cambio de rumbo no la incluye. Para él, ella es el corazón del gobierno: sin Karina Milei no hay proyecto político. “Es su bastón, no es nada sin ella”, sentenció un amigo del mandatario. Tal vez por eso llamó la atención que el embate de estos días haya sido propiciado por usinas muy cercanas al consultor Santiago Caputo, el tercer vértice de un triángulo de hierro oxidado que en esta semana empezó a mutar hacia otra figura.

“Santiago no está en su mejor momento”, confió un funcionario que le debe el puesto. En el interior del Gobierno atribuyen a Las Fuerzas del Cielo parte de esa embestida que la agrupación no se ocupó en disimular. Las redes fueron una carnicería en las horas posteriores a la derrota bonaerense. Incluso hubo versiones mediáticas, alimentadas desde algunas de esas oficinas y propagadas por comunicadores afines, que intentaron instalar que el asesor estaba dispuesto a dar un paso al costado si el Presidente no tomaba algunas decisiones vinculadas con el poder de su hermana. Relacionadas, principalmente, con Sebastián Pareja, el armador bonaerense, y Eduardo “Lule” Menem, el principal colaborador de la Secretaria General que tuvo a su cargo la estrategia electoral a nivel nacional y que quedó salpicado por el escándalo de las coimas en el área de discapacidad. “Se sobregiraron con el operativo clamor, eso cayó mal”, resaltó un dirigente que reporta a Caputo. Se llegó a analizar hasta la posibilidad de recurrir a un altísimo empresario, de muchísima confianza del mandatario, para que lo aconseje en la necesidad de dar un golpe de timón.

El domingo, con la derrota ya consumada por casi 14 puntos, y mientras en otra zona de La Plata el gobernador Axel Kicillof se preparaba para capitalizar el triunfo que confirmó el éxito del desdoblamiento electoral, Milei confirmó que introduciría cambios en el gerenciamiento de las decisiones políticas, y revalidó su proyecto económico. Los días siguientes, inauguró una nueva mesa política, un ámbito de discusión para la provincia de Buenos Aires que incluyó a dirigentes cercanos del PRO y se promocionó la convocatoria a una negociación federal con los gobernadores. Para eso, se empoderó a Guillermo Francos, avalado por un sector del establishment -en particular, por algunos empresarios-, y el jefe de Gabinete propició a Lisandro Catalán, un dirigente con antecedentes sciolistas y un paso por las gestiones de Mauricio Macri y Alberto Fernández, como flamante ministro del Interior.

Francos ya había pedido en los últimos meses algunos gestos hacia los gobernadores. Fastidiado por la falta de respuestas, pegó el faltazo al búnker platense del pasado domingo, y se excusó por cuestiones familiares. El jefe de Gabinete acumuló ciertas molestias por el diseño de la gestión política del gobierno. Y las trasladó a su entorno más cercano. Algo similar ocurrió con Sandra Pettovello, que tampoco viajó hasta La Plata, y que en las semanas previas había manifestado diferencias con el rumbo de la gestión. Pero la última semana, el que se sumó a ese grupo fue, llamativamente, el ministro Luis Caputo, “Toto”, que en conversaciones privadas no ocultó su preocupación por la praxis política del gobierno. El ministro también tuvo su propio shock de realidad. “Bajó la soberbia”, dijo un dirigente que habló con él en la semana.

Para los jefes provinciales, la inclusión de Caputo es más significativa que el ascenso de Catalán. Es una novedad que Milei deberá revalidar en los próximos días, para exhibir hasta qué punto está dispuesto a ofrecer concesiones a las provincias. “Que esté ‘Toto’ es una buena señal”, se ilusionó uno de los tres gobernadores que a mediados de semana participó de la inauguración de esa mesa en Casa Rosada. Tras esa reunión, Leandro Zdero, de Chaco, se encontró con Milei y su hermana en Olivos. Antes había estado a solas con “Lule” Menem. Un rasgo distintivo de continuidad para los agoreros que pronostican que no habrá “ningún cambió” en el sistema de toma de decisiones. Hay otros jefes provinciales que, más allá de los movimientos recientes, perdieron la confianza en el Gobierno. No hay mesa a la que se puedan sentar con el mismo nivel de tolerancia que antes. El bloque Provincias Unidas, que el viernes debutó en Córdoba con la incorporación de Gustavo Valdés, de Corrientes, demostró esa resistencia. «¿No nos llamaron cuando entraron a robar y nos llaman ahora cuando los persigue la policía?“, recordó con ironía un operador macrista una frase de un viejo dirigente del peronismo.

La presentación de mañana del Presidente del Presupuesto 2026 será, en ese contexto, el primer mojón de este nuevo proceso que se inauguró el pasado domingo. Una puesta en escena, en cadena nacional, que buscará despejar la incertidumbre por el rumbo elegido de ahora en más de cara a las elecciones de octubre, y el tipo de relación con los gobernadores. Sin correrse ni un milímetro de la ratificación del equilibrio fiscal. Milei quería presentar otra vez el proyecto de ley en el Congreso, como el año pasado. Se lo desaconsejaron: “No es momento de ir al Congreso”, le dijeron.

Desde un sector le sugirieron, además, que exhibiera algún gesto de acercamiento con los aliados. Arreciaron, en paralelo, especulaciones sobre supuestos ofrecimientos de apertura del Gabinete hacia otros espacios, una información que circuló durante la semana y que no fue corroborada.

La batería de versiones internas que se instaló en la cúpula del gobierno tras la derrota expuso esta semana la debilidad de un proyecto que, hasta ahora, se había cimentado sobre la base del ordenamiento de las cuentas fiscales, la estabilidad inflacionaria y el apoyo de buena parte de la sociedad. Cuando estas últimas dos variables quedaron al desnudo por la derrota bonaerense, la disputa interna se disparó a niveles intolerables.

El miércoles, en un encuentro virtual con empresarios, un consultor de primera línea que trabaja para el Gobierno y otros clientes analizó que, para él, de las tres ponderaciones principales del proyecto libertario -el orden macroeconómico, el contraste con la política tradicional y la lucha contra la corrupción-, estas dos últimas habían entrado en crisis por el escándalo en discapacidad, y explicaban parte de la derrota en la provincia de Buenos Aires.

Milei intentó cortar la sangría interna el lunes, pero la ratificación del poder central de su hermana y la revalidación de los Menem en el esquema de la secretaria general contaminó puertas adentro cualquier intento de reajuste del sistema de toma de decisiones. El martes, en la reunión de la mesa bonaerense, Karina Milei ensayó una especie de catarsis y tiró un mensaje en clave interna por la comunicación de la campaña. “Pidió llegar a sectores que no llegaron y empatizar otra vez con los votantes”, dijo un participante. Después habló Caputo, que reconoció errores pero exhibió su malhumor. Los intendentes y legisladores del PRO que participaron de ese nuevo ámbito se fueron preocupados. Este lunes el Presidente tiene previsto recibirlos en Olivos. Hasta cuándo Milei se va a interesar por encabezar esos encuentros es una incógnita que mantiene en vilo al Gobierno y a sus aliados.

Había sido, al inicio de la gestión, uno de los consejos de Macri, que le sugirió que esté más encima de la administración de las relaciones políticas. El ex presidente también está preocupado. Hace rato no habla con el jefe de Estado. Patricia Bullrich pidió públicamente volver a establecer un vínculo con el jefe del PRO. También Francos, que siempre se ocupó por aceitar esa relación: “Es importante hablar con él”, dijo el jefe de ministros. Macri considera a Francos un profesional y un dirigente respetuoso. No opina así del resto del entorno presidencial. En especial de Karina Milei. En febrero, el ex presidente ya había dicho públicamente que el mandatario estaba “mal rodeado”. Sus colaboradores aseguraban hasta el viernes que preveía mantener un “prudente silencio”, a la espera de algunos gestos. El ministro de Economía, que mantiene un diálogo con el ex presidente, es uno de los que promueve esos gestos.

Es que los encuestadores cercanos al Gobierno notaron una caída en la imagen presidencial y en el sello de La Libertad Avanza que llenó de interrogantes octubre, una elección crucial para el futuro del proyecto de Milei entró en el terreno de lo desconocido después de la estruendosa derrota del pasado domingo. Hay un escenario menos optimista en Córdoba, un bastión clave para LLA, y en Santa Fe, un distrito muy relevante. En la provincia de Buenos Aires, el Gobierno aspira a recortar la distancia, a que los intendentes del peronismo saquen el pie del acelerador y a que el fantasma del kirchnerismo despierte algún grado de interés en un electorado que está desanimado. “Todavía seguimos viviendo del kirchnerismo”, ironizó, con algo de realismo, un gobernador aliado del Ejecutivo que está más inquieto que antes por el resultado en su provincia.

La derrota del domingo en territorio bonaerense le dio otro aire al peronismo. Kicillof capitalizó el triunfo, y se erigió como el principal ganador de una estrategia, como el desdoblamiento electoral, que sostuvo frente a la embestida del kirchnerismo, en especial de La Cámpora, y de la propia Cristina Kirchner, aún condenada y presa en San José 1111. Fue la última señal de independencia del gobernador desde que se resistió a ser el candidato presidencial en el 2023, a respaldar la candidatura a vice de Verónica Magario, a retirar el presupuesto el año pasado, cuando no le avalaron el proyecto fiscal-impositivo, y a disputar la integración de las listas, con la primera y la tercera sección con los primeros candidatos de su sector, tras una serie de humillaciones que padeció hasta que se convenció que tenía que disputarle a la ex presidenta el liderazgo.

Cristina Kirchner está dolida. También enojada. La cúpula de La Cámpora transita por el mismo camino: el lunes, Mayra Mendoza, aseguró, con el triunfo todavía caliente, que hubiera sido más adecuado no desdoblar el calendario provincial del nacional. La intendenta de Quilmes considera a la ex presidenta su única jefa. No reconoce el liderazgo del gobernador, que oxigenó su proyecto presidencial. Falta mucho para el 2027, pero es difícil pensar en que CFK valide la postulación de su ex ministro de Economía.

El kirchnerismo arrastra internas tan descarnadas como las que atraviesan hoy a La Libertad Avanza. Entre ambos sectores todavía existen vasos comunicantes. Relaciones subterráneas. Intereses comunes. Por ejemplo, la investigación judicial en torno a los dichos del lenguaraz Diego Spagnuolo, que permanece encerrado en su casa de country de la zona norte del Gran Buenos Aires. El ex funcionario no quiere salir ni para ir al gimnasio. El viernes renunciaron sus abogados, horas después de la declaración testimonial del consultor Fernando Cerimedo que confirmó bajo juramento el contenido de los audios. El martes se levanta el secreto de sumario de la causa que lleva adelante el fiscal Franco Picardi y tramita el juez Sebastián Casanello. Una investigación que altísimos dirigentes del peronismo siguen con especial interés. También Las Fuerzas del Cielo.

Fuente: Infobae

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