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Un sueño kazajo quellegó a la Champions League

Real Madrid. París Saint-Germain. Bayern Múnich… y más gigantes del fútbol europeo que esta semana pusieron primera en la Champions League. Aunque la magnética Orejona fascina a todos, la ilusión de los equipos que debutan en el máximo certamen del Viejo Continente es inigualable. Uno de ellos es el Kairat Almaty: de origen kazajo pero pasado soviético, más asiático que europeo, hará sumar millas de vuelo a quienes deban visitarlo porque es el club más oriental de esta edición, ubicado a 300 kilómetros de China, y uno que sueña con hacer historia.

La historia del Kairat -que en kazajo significa “coraje”- parece haber estado destinada a unir sus caminos con el fútbol europeo. El club fue fundado en la ciudad de Almaty, entonces capital de Kazajistán, en 1954, el mismo año que nació la UEFA, el organismo que rige el deporte de la pelota a gajos en Europa, y tan solo una temporada antes de que se iniciara a jugar la que en aquellos años se conoció como la Copa de Europa. Desde ese momento y como parte de una república bajo la órbita de la URSS, el club de colores amarillo y negro empezó a militar en el fútbol soviético: logró dos ascensos a la Soviet Top League, la Primera División, y logró jugar en esa elite 24 temporadas (su mejor campeonato fue en 1986, cuando finalizó séptimo a nueve puntos del Dinamo Kiev), siendo el único representante de su país allí. De ahí su apodo, “Halyq Komandasy“, que en su lengua significa ”el equipo del pueblo“. Con la independencia del país en 1992, el fútbol nacional se estrenó esa temporada con doble competencia, la liga de Primera División y la Copa Kazajistán, y el Kairat Almaty ganó las dos, justamente el mismo año en el que la Champions League era rebautizada con su nombre actual.

El cruce definitivo del fútbol europeo con el Kairat Almaty -que completa su palmarés con tres títulos de liga más, en 2004, 2020 y 2024, además de otras nueve conquistas en la Copa y dos Supercopas nacionales- se daría exactamente una década después, luego de que la Federación Kazaja de Fútbol (KFF, por sus siglas en inglés) renunciara a la Confederación Asiática de Fútbol y elevara un pedido a la UEFA para ser incorporada como nuevo miembro. ¿El argumento? Kazajistán, el noveno país con la mayor superficie del mundo (casualmente detrás de Argentina, octavo en el top ten), tiene una pequeña porción de su territorio ubicada al oeste de de los montes Urales, que por lo tanto pertenece a Europa (un 15% de su superficie; el otro 85% corresponde a Asia). La UEFA, en uno de sus congresos celebrado en Estocolmo, aceptó la petición el 25 de abril de 2002 y, desde entonces, aquella fecha es históricamente celebrada en la nación transcontinental como el Día del Fútbol de Kazajistán.

Aunque no es el primer equipo de su país en lograr meterse en el cuadro principal de la Champions League, el Kairat ha recorrido una larga historia para llegar hasta aquí: a su exclusivo pasado en el fútbol soviético hay que agregarle que es el segundo club más antiguo de la actual Primera División de su país (después del Ordabasy, fundado cinco años antes) y que en 1957 protagonizó el primer partido internacional de la historia del fútbol kazajo, cuando venció al Vasa finlandés por 4-0 en un amistoso que registran las páginas de la KFF. El equipo capitalino Astana, el primer club kazajo en clasificar a una Champions hace exactamente una década, tiene una existencia más corta pero a la vez muy prolífica: fue creado en 2009 y, con siete títulos, es el más ganador de la liga local.

El camino del Kairat a esta 71ª edición de la Champions League incluyó la venganza kazaja contra el Celtic: tras superar sucesivamente al Olimpija esloveno, al Kuopion finlandés y al Slovan Bratislava eslovaco en una durísima eliminatoria, debió enfrentar en el duelo final de playoffs al icónico equipo escocés, que en su historial contra clubes de Kazajistán había resultado siempre victorioso en esa misma instancia. Después de un empate global sin goles y con su arquero de 21 años Temirlán Anarbékov como figura, luego de atajar ¡tres penales!, el corajudo equipo del pueblo vengó las derrotas que el viejo campeón europeo del ‘67 les había propinado a sus compatriotas Shakhter Karagandy en la edición 2013/14 y Astana en la 2017/18, y se metió en el cuadro principal tras una conmovedora definición en el Estadio Central de Almaty el pasado 26 de agosto.

Las redes sociales del club kazajo mostraron un simpático video: la emoción del plantel al enterarse que enfrentarían al Real Madrid, el máximo campeón del torneo, que levantó 15 veces la Orejona y que deberá recorrer los casi 6500 kilómetros que separan la capital española de Almaty para jugar el partido más esperado por el país euroasiático. Eso será el 30 de septiembre, en su primer encuentro como local en esta Champions. Luego visitará al Inter el 5 de noviembre y al Arsenal el 28 de enero del año próximo. Pero no hay que adelantarse tanto. Y es que este jueves es el hito más importante: el debut ante el Sporting de Lisboa, a las 16 de nuestro país (transmiten ESPN 3 y Disney+), para el cual el conjunto dirigido por Rafael Urazbakhtin debió volar unos 7000 kilómetros, quedándose con el nuevo récord de la distancia más larga recorrida para jugar un partido de la máxima competencia europea. El Kairat, puntero en la liga kasaja, tiene razones para ilusionarse: ha mantenido su valla invicta en cuatro de sus últimos cinco partidos durante el proceso clasificatorio y sabe que el campeón portugués acumula seis juegos sin ganar en la Champions (dos empates y cuatro derrotas).

El equipo tendrá una baja lamentable: su arquero estrella ante el Celtic sufrió la rotura de su mandíbula el domingo, en un encuentro por la liga local. Sí contará con Dastán Satpáev, la joven joya de su fútbol nacional y goleador de la clasificación, de flamantes 17 años, comparado por algunos con el “Kun” Agüero y ya vendido al Chelsea, donde jugará desde 2026. El entrenador dijo que lo que viven parece “un cuento de hadas” y se aferró a la esencia del deporte más popular del mundo para imaginarse todo lo que, desde ahora, les puede pasar. “El fútbol demuestra que todo es posible“, le dijo a The Astana Times, y todos en Kairat sonríen, se ilusionan, se deslumbran, disfrutan del presente y también sueñan en grande, con lo que vendrá, visualizándose como felices protagonistas de lo inédito y hasta fantaseando con convertirse quizá en los dorados héroes de la primera victoria en la Champions de un equipo de Kazajistán.

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