viernes, 19 de septiembre de 2025 02:35
Agobiado por la durísima derrota en las urnas bonaerenses, el derrumbe del plan económico, las denuncias de corrupción y la interminable serie de caídas en el Congreso de la Nación, el debilitado Gobierno de Javier Milei optó por señalar operativos desde las sombras tendientes a desestabilizar el plan libertario, en lugar de asumir responsabilidades e identificar los verdaderos motivos de la grave crisis que enfrenta, que es hija de sus propias y pésimas decisiones. Justamente el ministro de Economía, Luis Caputo, se erigió como vocero del giro literario en el discurso de las “fuerzas del cielo”, sugiriendo que hay interesados en voltear al Presidente. “El Congreso insistirá hoy en romper el equilibrio fiscal. Todos sabemos a esta altura que lo que están tratando de hacer es voltear al Presidente que salvó al país de caer en la peor crisis de su historia. Solo quieren recuperar su negocio y para ello están dispuestos a todo”, señaló Caputo en redes sociales.
La realidad es un poco diferente. Lo que el Gobierno enfrenta es lo que se ocupó de promover desde el primer día y resulta absurdo endilgar la falta de apoyo de gobernadores y legisladores a un oscuro plan, cuando fue el propio Presidente quien despreció desde el primer día a gobernadores y legisladores. Fue Milei quien avisó que iba a “mear” a los gobernadores, así como tildó de “ratas” a los legisladores y les dio la espalda, literalmente, desde el día en que asumió. ¿Qué apoyo puede reclamar cuando sólo tuvo insultos para todos? No movió jamás un dedo para atender los legítimos reclamos de las provincias, no construyó respaldos y ni siquiera supo contener a sus propios aliados. Con niveles de arrogancia sorprendentes, lo dinamitó todo y ahora se le ocurre culpar a los demás del caos.
El país estaba en una situación crítica por el descomunal endeudamiento resuelto por Luis Caputo en la gestión macrista y por toda respuesta Milei -que acusaba públicamente a Caputo de haberse “fumado 15.000 millones de dólares”- puso la economía en sus manos para que tome más y más deuda, en un plan desquiciado e insostenible. Lo pagaron la producción, la industria, el comercio y los trabajadores, con más recesión, devaluación, desplome del poder adquisitivo y el sostenimiento de una bicicleta financiera eterna con la que los especuladores siguen engordando sus cuentas en el exterior. La gestión Milei es una colección de errores y groserías que lo llevaron donde está ahora, consecuencia directa de incapacidades combinadas con agresividad y soberbia, un cóctel que condujo a resultados más que previsibles. Ahora es demasiado tarde para victimizarse, como es demasiado lo que hay que reparar, y difícil que se haga cuando la única herramienta a mano es una motosierra.
El Esquiú.com