En diálogo con “Tiempo Real” de Ancasti Streaming, la licenciada en Ciencias de la Educación Tania Romero analizó el impacto de la inteligencia artificial en el ámbito educativo, destacando tanto sus ventajas como sus riesgos y subrayando la importancia de un uso guiado y reflexivo.
Romero, quien también es profesora en Filosofía e investigadora de la UNCA, señaló que, con el surgimiento de herramientas generativas como ChatGPT, “uno empieza a preocuparse y a ocuparse justamente de las ventajas y desventajas de la inteligencia artificial en la escuela, en el instituto, en la universidad”.
Entre los beneficios destacó la personalización del aprendizaje: “Nosotros podemos utilizar determinados prompts para pedirle a la Inteligencia Artificial que actúe como una especie de tutor virtual y me enseña algún tema que yo necesite saber y se va ajustando a sí misma a mi ritmo, a mis conocimientos”, dijo.
Además, mencionó la retroalimentación inmediata como una herramienta valiosa para la autoevaluación y la mejora de los procesos de enseñanza.
Sedentarismo cognitivo
Por otra parte, la licenciada advirtió sobre el riesgo de crear dependencia y fomentar lo que llamó “sedentarismo cognitivo”. “El problema es ese, que uno crea una cierta dependencia de la inteligencia artificial y termina eventualmente por delegar todo en ella. Y promptear no es pensar. Pensar tiene que ver con una cuestión de esfuerzo, de trabajo, de organización, de clasificación, de análisis, que lleva tiempo”, resaltó.
Frente a la pregunta de cómo detectar cuándo un alumno usa inteligencia artificial en sus trabajos o producciones escritas, la licenciada Romero fue clara: “Hay varios detectores, pero no son detectores infalibles”. En su lugar propuso fortalecer la relación docente-alumno. “Lo más importante es quizás generar mayores niveles de confianza en la relación docente y alumno, porque tampoco la actitud detectivesca ayuda”, afirmó.
También se refirió al uso ético de estas herramientas en el aula: “Mis estudiantes pueden utilizar inteligencia artificial, no está prohibida, pero bajo ciertos marcos éticos”. Y dio un ejemplo concreto: “Los estudiantes escriban las respuestas a las preguntas que les solicitamos y luego le pidan a la IA que les evalúe la redacción de ese texto y les dé algunas claves sobre cómo mejorar la escritura del texto. Que es muy diferente a pedirle a la IA que lo escriba”.
Al ser consultada sobre qué mensaje dejar a padres y docentes, Romero enfatizó: “La clave para el uso de la inteligencia artificial es conocerla, y conocerla tiene que ver con una experimentación en las diferentes opciones que hay disponibles”, pero añadió que es fundamental “un momento posterior a la experimentación donde uno reflexione sobre los usos posibles, que reflexione sobre las oportunidades, los riesgos y los peligros”.
Finalmente, la licenciada en Ciencias de la Educación recordó que la Inteligencia Artificial “tiene muchísimos sesgos” y que, sin acompañamiento, los estudiantes pueden tomar sus respuestas como verdades absolutas. “Si estamos ahí para recordarles esto, vamos a ayudar muchísimo”, concluyó.