lunes, 22 de diciembre de 2025 12:35
Un camionero oriundo de Bahía Blanca, identificado como Miguel Esteban Contreras, falleció este lunes a la madrugada en el Policlínico de Cipolletti tras haber sido mordido por una serpiente yarará a principios de diciembre. A pesar de que los médicos le suministraron el suero antiofídico, la demora del paciente en acudir a un centro asistencial resultó fatal, ya que el veneno ya había provocado daños irreversibles en su organismo. El trágico desenlace reitera la importancia de recibir atención médica inmediata ante este tipo de accidentes, incluso antes de la aparición de síntomas graves.
Un ataque inadvertido y síntomas tardíos
El incidente ocurrió el pasado 6 de diciembre, cuando Contreras conducía su camión y descendió del vehículo para ir al baño en una zona rural. En ese momento sintió una mordedura, pero la falta de luz le impidió identificar al animal. Pensando que se trataba de un hecho menor, continuó su viaje hasta que horas más tarde el cuadro clínico se volvió crítico: comenzó a sufrir intensos dolores renales, calambres en las piernas y expectoración con sangre (hemoptisis).
Ante la gravedad de los síntomas, el hombre pidió auxilio al personal de la Caminera, que lo trasladó de urgencia a Cipolletti. Allí, los especialistas confirmaron que el ataque correspondía a una yarará e iniciaron el protocolo de desintoxicación.
El impacto del veneno en el organismo
A pesar de los esfuerzos médicos, el estado de Contreras fue decayendo progresivamente. Según relató su hija Oriana a medios locales, el veneno persistió en el torrente sanguíneo, provocando una destrucción masiva de glóbulos rojos. Esta situación obligó a los médicos a realizarle transfusiones de sangre de manera continua para intentar estabilizarlo, pero la insuficiencia orgánica generalizada terminó con su vida tras casi tres semanas de internación.
El cuerpo del trabajador será trasladado en las próximas horas a Bahía Blanca para su sepelio. Especialistas en toxicología subrayaron que, ante una mordedura de yarará, las primeras seis horas son cruciales para la aplicación del antídoto, ya que el retraso permite que las toxinas hemorrágicas y proteolíticas del animal afecten gravemente a los riñones y al sistema circulatorio.