El respaldo electoral en CABA ha dotado de mayor ímpetu a la gestión libertaria nacional para avanzar en su programa de gobierno. Los gobernadores miran con atención los próximos movimientos, mientras analizan la continuidad de una estrategia común para defender los intereses provinciales, amenazados aún más por algunas medidas que afectarían, de concretarse, las arcas de cada jurisdicción.
El ministro Luis Caputo ha hecho énfasis en varias ocasiones en que la Nación ya realizó el ajuste de sus cuentas fiscales y ahora es el turno de las provincias. El funcionario omite decir que el ajuste practicado en el primer año de gobierno ya recayó en un porcentaje sustantivo en los estados subnacionales (provincias y municipios), que vieron reducidos sus recursos por, al menos, cuatro vías diferentes.
Una de esas vías es la disminución drástica, en algunos meses casi a cero, de las transferencias no automáticas. Otra, la reducción de los envíos coparticipables por la caída en la recaudación, consecuencia inevitable del derrumbe de la actividad económica registrada en 2024 respecto de 2023. Una tercera vía, también resultante del contexto recesivo, es la mengua de la recaudación de tributos provinciales y contribuciones municipales. Finalmente, las provincias sufrieron la retracción de recursos para utilizarlos en sus propias competencias y responsabilidades, porque debieron invertirlos en competencias y responsabilidades abandonadas por el gobierno federal. Por ejemplo, para la ejecución de obra pública.
Un reciente informe del Instituto de Estudios y Formación (IEF) que las transferencias corrientes y de capital disminuyeron en 2024 respecto del año anterior un 71%. En el caso de Catamarca, la caída fue superior al promedio (81%). La retracción de los recursos tributarios de origen provincial fue, en el mismo período, del 7% en el promedio nacional, y del 5% en Catamarca. La evidencia más concreta del ajuste de los recursos fiscales de las provincias emerge al analizar la reducción de los ingresos totales, siempre comparando 2024 con 2023. El promedio fue una caída del 13%. En el caso de nuestra provincia, alcanzó el 20%.
Para el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), la caída de los ingresos alcanzó el 12,7%, cifra a la que arriba en base a los datos que proporciona la Dirección de Asuntos Provinciales del Ministerio de Economía de la Nación.
Pese a la caída de los ingresos, las provincias en su conjunto lograron superávit financiero, que se explica porque los gastos públicos de las jurisdicciones cayeron un 15% interanual, es decir, más que los ingresos. La Fundación Mediterránea ratifica el dato: “El conjunto de provincias cerró 2024 con un superávit financiero equivalente a 0,1% del PBI, tras un déficit de 0,3% del PBI en 2023”, resaltan los economistas Marcelo Capello y Juan Manuel López, remarcando el retorno a los superávits observados en 2021 y 2022, a la salida de la crisis sanitaria.
Los datos objetivos confirman que las provincias ya hicieron su ajuste y que no queda casi margen para seguir achicando el gasto. Si se suma la intención del gobierno federal de reformar el IVA, reemplazando el criterio actual de coparticipación del tributo por uno donde cada provincia establezca su propia alícuota, esquema en el que la mayoría de las jurisdicciones perdería cuantiosos recursos (Catamarca un 85%), queda claro que se vaticinan momentos de tensión entre ambas partes. Y en este contexto de dificultades financieras se espera una oposición firme de los gobernadores sean dialoguistas o no- a la estrategia nacional.