“En septiembre de 2017, la jubilación mínima llegó a equivaler a 421 dólares. Hoy, con suerte, alcanza los 264”. La frase del abogado previsionalista Fernando Viera, tras la media sanción al aumento del 7,2% votado en Diputados. Estos números ponen en perspectiva la caída real del poder adquisitivo de los adultos mayores.
Si bien el Congreso avaló una mejora que representa unos $21.900 extra para la mínima, el presidente Javier Milei sostiene que con una actualización del bono que cobran los jubilados de la mínima para llevarlo de los $ 70 mil a los $ 110 mil, importe se aumentará en función del ritmo del índice de inflación, impactará de lleno en el déficit cero anhelado. Desde el Gobierno anticiparon el veto a los proyectos jubilatorios y de Emergencia en Discapacidad porque sostienen que genera un impacto fiscal de US$ 12.000 millones, lo que representa el 1,8 del PBI.
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Viera explicó que, incluso si ese incremento se aplicara, los haberes seguirían muy lejos de los mejores años para los jubilados. “Estamos casi a la mitad del mejor poder adquisitivo que tuvieron”, sentenció el especialista en radio Mitre. En contraste, recordó que la jubilación mínima tocó fondo en febrero de 2024, cuando equivalía a apenas 170 dólares al tipo de cambio oficial. Un derrumbe explicado por la inflación acumulada y la devaluación del final de la gestión Fernández, combinadas con el «ajustazo» inicial del gobierno de Milei.
Actualmente, el haber mínimo ronda los $304.000, pero con la fórmula de movilidad actual —ajustada únicamente por inflación— los aumentos no permiten recomponer lo perdido. “Este sistema sólo garantiza que no caigan más, pero tampoco suben. Es un estancamiento con sabor a resignación”, sostuvo el especialista.
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Desde el oficialismo, argumentan que el Estado no puede afrontar el costo fiscal del aumento, que representaría cerca del 1% del PBI si se suma al ajuste del bono que se paga de forma extraordinaria. “El bono hoy está congelado en $110.000, cuando si se actualizara por inflación debería rondar los $124.000. Y ni siquiera forma parte del haber, es un subsidio”, aclaró Viera.
Así, mientras el debate político gira en torno a cifras, vetos y déficit fiscal, los jubilados siguen siendo los grandes perdedores. Y en dólares, el dato no miente: están mucho peor que antes.