Esta mañana, la Escuela Pre Universitaria Fray Mamerto Esquiú vivió un momento inolvidable: Nilda Azucena Cativa, una figura entrañable de la institución, se despidió formalmente en el izamiento de la bandera tras 36 años de entrega y vocación.
Nilda comenzó su recorrido en la escuela a los 26 años como seño de Plástica en el nivel primario. Con el tiempo, su vínculo con la institución creció: fue preceptora en el secundario y, más tarde, jefa de preceptores. A lo largo de su carrera y en cada uno de esos roles, atravesó distintos gobiernos escolares, pero el cariño que sembró en generaciones de alumnos y docentes fue siempre el mismo.
«Esta escuela es mi vida«, dijo con la voz quebrada, frente a un patio colmado de alumnos y autoridades que la escuchaban con respeto y emoción. «Ingresé como la seño Nilda, después fui la seño de Dibujo, luego preceptora y hoy dejo esta función para dar paso a mi querido compañero Rodolfo Espilocin«, expresó, con palabras cargadas de afecto y gratitud.
Durante su mensaje, Nilda destacó el valor de haber acompañado a miles de adolescentes, incluyendo a sus propios hijos, que también pasaron por las aulas de La Fray. «Me llevo ese bullicio de los pabellones que a mí me encanta, las voces de ustedes, el transitar«, dijo con una sonrisa entre lágrimas. También compartió el cariño que aún le demuestran exalumnos por la calle: «Me dicen: ‘¡chau seño!’, ‘¡chau prece!’. Eso es bonito, es hermoso. Yo me llevo todo ese cariño».
Al finalizar su discurso, los presentes respondieron con un largo y sentido aplauso. Compañeros, autoridades y estudiantes se acercaron para abrazarla, agradecidos por una vida dedicada con compromiso y amor a la educación.
Nilda se jubiló, sí. Pero también se quedó: en los recuerdos, en las anécdotas, en los pasillos que caminó durante más de tres décadas y, sobre todo, en el corazón de toda la familia de la Fray.
“Gracias, querida Prece Nilda, por los valores y el amor que supiste sembrar en cada alumno”
Graciela Cano, madre de alumnos que se egresaron de La Fray y que actualmente su última hija concurre en ese establecimiento, expresó a El Ancasti sus palabras de agradecimiento hacia Nilda.
«Hoy se jubiló la Prece Nilda de la Fray, y realmente me emocionó ver la despedida que le brindaron los alumnos, el personal docente y los directivos, en reconocimiento a su trayectoria y al buen desempeño dentro de la institución», señaló.
«En particular, quiero destacar el cariño, la sabiduría y los valores que supo transmitir a los estudiantes. Como madre de hijos que han pasado y aún transitan por las aulas de esta querida escuela, solo tengo palabras de agradecimiento por su dedicación y compromiso. Mis hijos sienten un profundo afecto hacia ella, y eso habla del impacto que dejó en sus vidas. Le deseo mucha felicidad en esta nueva etapa, y que disfrute plenamente de su merecido tiempo libre. ¡Gracias por tanto, querida prece Nilda!».
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