La semifinal entre Real Madrid y Paris Saint-Germain (PSG) del Mundial de Clubes 2025 no solo promete emociones dentro del campo, sino que también tiene un trasfondo político e institucional cargado de tensión. En las últimas horas, la FIFA decidió cancelar el tradicional encuentro protocolar entre los presidentes de ambos clubes y Gianni Infantino, debido a la mala relación que mantienen Nasser Al-Khelaifi y Florentino Pérez.
El partido se jugará este miércoles 9 de julio a las 16 en el MetLife Stadium de New Jersey, pero la previa ya está marcada por la grieta entre dos de los dirigentes más influyentes del fútbol mundial. Según trascendió, la relación entre ambos mandatarios se deterioró de manera irreversible desde el cruce por los octavos de final de la Champions League 2021/2022, cuando el club español remontó la serie con un polémico arbitraje.
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Aquel encuentro, que tuvo como figura a Karim Benzema y a un joven Kylian Mbappé brillando en el PSG, terminó con la eliminación de los parisinos y un escándalo fuera del campo: Al-Khelaifi se enfureció por un supuesto error arbitral y fue investigado por su comportamiento en los pasillos del Santiago Bernabéu. Aunque fue absuelto, su director deportivo Leonardo recibió una sanción económica.
La tensión creció aún más con la posterior salida de Mbappé del PSG como jugador libre: el delantero no solo rechazó múltiples intentos de renovación, sino que además emprendió acciones legales contra el club francés por diferencias contractuales. Su llegada al Merengue fue leída por el entorno de Al-Khelaifi como una traición institucional, y desde entonces el vínculo con la dirigencia blanca quedó completamente roto.
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Este miércoles, “La Tortuga” volverá a enfrentar a su exequipo en un escenario internacional, alimentando el morbo de una rivalidad que ya no es solo deportiva. El organismo, consciente del clima espeso entre ambas dirigencias, prefirió evitar cualquier contacto innecesario entre Al-Khelaifi y Pérez, y suspendió el encuentro que tradicionalmente reúne a los presidentes antes de los partidos decisivos.
La decisión refuerza el tono tenso que se respira antes de una semifinal que tendrá en juego más que un pase a la final: orgullo, poder e historia reciente. Mientras tanto, en la cancha, los dirigidos por Luis Enrique buscarán frenar al equipo de Xabi Alonso y vengar viejas heridas. Pero en los despachos, la guerra fría entre Madrid y París está más viva que nunca.
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