La ex presidenta Cristina Kirchner se comunicó mediante un video con una multitud congregada en el Parque Lezama, en el barrio porteño de Constitución, para celebrar el Día de la Independencia con un banderazo. Desde su domicilio en San José 1111, donde cumple prisión domiciliaria, Kirchner lanzó una contundente advertencia sobre el rumbo del país, afirmando que «la independencia que tanto costó construir está en peligro».
Durante la jornada patria, los seguidores de la ex jefa de Estado habían organizado un festival cultural, donde se presentaron diferentes artistas y se llevaron a cabo actividades alusivas al 9 de julio en el marco de la campaña federal Argentina con Cristina.
En su discurso de aproximadamente 9 minutos, la exmandataria sostuvo que las políticas implementadas por el presidente Javier Milei «no se condicen con la gesta de los próceres» y aseguró que «este nunca fue el proyecto de la Argentina».
Además remarcó la creciente dependencia económica, señalando que «desde el año ’56, después de que lo derrocaron a Perón y trajeron al FMI, nunca tuvimos este grado de dependencia».
En ese sentido, diagnosticó que la situación actual en Argentina no es «simplemente un ajuste, ni una crisis, ni una tormenta pasajera, sino un verdadero problema estructural».
En otro pasaje de su mensaje, criticó duramente el endeudamiento, afirmando que «los peores vencimientos de deuda, de capital e intereses, con el FMI y los bonistas los van a tener que afrontar los próximos dos gobiernos».
En su análisis de lo que llamó el «desgobierno de Milei», la expresidenta sugirió que «le van prestando y prestando para mantenerlo con el agua al cuello pero sin ahogarse. «¿A la espera de qué? ¿A la espera de consolidar un modelo en el que intenten hacer cerrar los números macroeconómicos? ¿Cómo? Simple. Haciendo desaparecer a la clase media argentina. Como el modelo a la peruana, esa que tanto le gusta al Toto Caputo”, añadió en referencia al ministro de Economía.
Y enumeró: “Deuda para las tarjetas, deuda para los servicios, deuda para la comida, las compras fiadas, los impuestos, deuda para el alquiler, hasta para los remedios.
Según Kirchner, el modelo de Milei se traduce en «deuda pública, deuda familiar y deuda privada», con empresas que caen en default, fábricas que suspenden actividad o despiden personal. Advirtió sobre el resurgimiento del miedo a la calle sin trabajo, lo que lleva a la aceptación de «cualquier condición de laburo sin necesidad de ninguna reforma de flexibilización laboral». En síntesis, denunció que esto genera «sociedades fragmentadas, desiguales, empobrecidas y resignadas».