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Más viento en contra para la actividad

La violenta suba de tasas de interés que aplicó el gobierno para contener al dólar en la antesala de las elecciones parlamentarias imprime un fuerte costo para la actividad productiva. Esto se incorpora a un escenario que venía siendo muy negativo, signado por las ventas endebles, el dólar caro y la avalancha de importaciones. Página/12 consultó a varios empresarios pymes al respecto.

«Los plazos de pago se venían alargando, de lo que era hace dos años un 0 a 30 días, hoy estás en un 60 a 120 días. Al mismo tiempo, necesitás todos los meses pagar los sueldos y todas las semanas hay vencimientos impositivos, además de las cargas. Teniendo cheques en carteras que están entre 60 y 120 días, estamos pagando, con acceso bancario, un 7% final mensual de costo financiero. Es decir, que si tenés que cambiar un cheque de un millón de pesos, a 90 días vas a recibir 750.000 pesos. ¿Qué negocio tiene una rentabilidad para poder cargarle un 20% solo por costo financiero? Realmente está haciendo muchísimo daño esto de la tasa», dice Marco Meloni, vicepresidente de la Fundación ProTejer, que agrupa a prácticamente todo el abanico de empresas que se dedican al universo textil.

«Enfrentamos una tasa entre el 30 y 40% anual en dólares para financiarnos, mientras que en el mundo se financia al 4 anual. De persistir una cosa así, creo que habrá una aceleración muy fuerte en despidos y cierres de empresa», agrega Meloni.

Un disparate

En tanto, el presidente de ProTejer, Luciano Galfione, agrega que «si vos no ofrecés cuotas, la gente no puede comprar porque los precios son muy caros. Si querés dar 6 cuotas sin interés, tenés que sumarle el 20% al precio de lo que vendas porque eso se lo lleva solito las cuotas. Yendo al área de fabricación, el problema del aumento de tasa de interés lisa y llanamente tiene que ver con el costo del capital de trabajo. Nuestras empresas son esencialmente pymes y se financian descontando cheques y créditos de corto plazo. Esta semana la tasa se fue casi al 60%. Un disparate. Entonces esto digamos es un jaque mate en algunos casos y en otros casos es pegarle todavía más a un entramado productivo que no da más. Entonces, es un gran negocio para el que puede timbearla».

Desde el sector del juguete, el empresario Damián Mondrik considera que «el mayor tema desde la producción viene con el plazo de los proveedores. Todos tratan de disminuir los plazos, con lo cual se hace bastante difícil el financiamiento de grandes producciones. O sea, lo que nosotros tenemos que terminar haciendo es ir comprando en lotes más chicos insumos y tratar de rotarlos la mayor cantidad de veces posible. En cuanto a la venta se complica porque en un negocio como el nuestro, que son juguetes donde tenés los dos momentos de venta principales en Día del Niño y en Navidad, el plazo está muy vinculado con la venta. La mayoría de nuestros clientes primero nos querían pagar después del día del niño y ahora directamente después de Navidad. Con lo cual, financiar toda la temporada se hace mucho más difícil porque si no tenés una buena posición de capital de trabajo y necesitás vender cheques para financiarte, con estas tasas se hace muy complicado».

Aldo Lo Russo, empresario del sector autopartista, explica que «todos nosotros nos estamos financiando entre las mismas pymes. O sea, vamos tomando más días estirando los plazos de pago, como estiran nuestros clientes, sus plazos de pago. El impacto de la recesión todavía no lo podemos medir pero sí lo que está pasando es que muchos importadores están liquidando la mercadería, te diría a veces abajo del costo, porque no están vendiendo. Está todo muy muy complicado. Desapareció toda posibilidad de financiamiento racional para producir y empieza a complicarse el comercio exterior también, porque necesita financiamiento».

Impacto fuerte

Agostina Monti Salías, especialista en desarrollo productivo, analiza que «hay un triple impacto que está afectando a la industria; por un lado, una presión cambiaria combinada con una apertura de importaciones que hace imposible al productor argentino competir. Después tenés una estructura impositiva muy desordenada y muy pesada que recae mucho en la producción. Y por último, el tema de financiamiento, que ya previo a esta suba de tasa era muy complicado. Esta falta de financiamiento para capital de trabajo es muy negativa. Y aquellos que también habían pensado en financiarse en dólares en este último tiempo porque estaba más quieto, con esta última suba a 1300 y algo, impactó también mucho. Y acá el problema es que también tenés una imposibilidad de pasar todos estos costos al precio final porque estás con una recesión muy alta y una caída del consumo y ya la rentabilidad ya estaba muy finita».

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