Cada 19 de agosto, la Iglesia celebra a un sacerdote que fue un verdadero volcán de caridad y celo apostólico: San Juan Eudes. En medio de la Francia del siglo XVII, marcada por la renovación espiritual tras las guerras de religión, este santo fue un pionero en la formación del clero y un promotor incansable de la devoción a los Sagrados Corazones.
Un Sacerdote para los Apestados y los Sacerdotes
Juan Eudes nació en Normandía en 1601. Se unió a la Congregación del Oratorio de Francia, fundada por el Cardenal de Bérulle, un gran centro de la espiritualidad francesa. Como joven sacerdote, demostró un heroísmo extraordinario al dedicarse a cuidar a los enfermos durante las grandes epidemias de peste, arriesgando su propia vida.
Sin embargo, su gran preocupación era la formación de los sacerdotes. Se dio cuenta de que muchos de los problemas de la Iglesia de su tiempo se debían a la falta de seminarios y a la escasa preparación del clero. Para remediarlo, con un pequeño grupo de compañeros, fundó en 1643 la **Congregación de Jesús y María (los Eudistas)**, dedicada a la formación de futuros sacerdotes en los seminarios. También fundó la Orden de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio para acoger a mujeres arrepentidas que querían cambiar de vida.
El Corazón que Ama
La contribución teológica más importante de San Juan Eudes fue su promoción de la devoción a los Sagrados Corazones de Jesús y de María. Él veía en el Corazón de Jesús la fuente inagotable del amor divino y en el Corazón de María el reflejo perfecto de ese amor. Compuso misas y oficios propios en honor a los Sagrados Corazones, décadas antes de las apariciones de Paray-le-Monial a Santa Margarita María de Alacoque. Por esta razón, el Papa lo llamó «padre, doctor y apóstol del culto litúrgico a los Sagrados Corazones».
Su legado, a través de los Eudistas y de las Hermanas del Buen Pastor (surgidas de su fundación), llegó a América Latina, contribuyendo a la formación y a obras de caridad en muchos países.
Oración a San Juan Eudes
Oh, Dios, que de modo admirable escogiste a San Juan Eudes, presbítero, para anunciar las riquezas insondables del Corazón de Cristo y del Corazón de su Madre; concédenos, por su intercesión, crecer en su amor y ser testigos de tu misericordia.
Te pedimos por todos los sacerdotes, para que, a imitación de este santo, sean pastores según tu Corazón. Amén.
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San Juan Eudes nos invita a contemplar el amor de Dios manifestado en los Corazones de Jesús y María. ¿Qué gesto de amor puedes tener hoy inspirado en ellos? ¡Contanos!