El Banco Central endureció su política monetaria, modificando el cálculo de los encajes que ahora se mide a diario. Como consecuencia, la tasa promedio para plazos fijos a 30 días alcanzó el 51,3% anual, cuando hace apenas diez días rondaba el 43% y un mes atrás estaba en 33%.
Esta escalada refleja la presión de la liquidez sobre las entidades financieras y la estrategia de absorción de pesos en un contexto de alta inflación y tensión cambiaria.
Cómo trasladaron la suba los bancos
Los bancos privados fueron los primeros en reflejar la suba en los ahorristas:
- Galicia: 50% a 58% según perfil del cliente
- Macro: 53% a 56%
- Supervielle: 51%
- BBVA: 45% a 48%
- Santander: 38% a 41%
En bancos públicos, la corrección también se hizo sentir: Nación subió al 47% y Provincia al 48%, acercándose al promedio del sistema para retener depósitos en un mercado cada vez más competitivo.
Incluso entidades más pequeñas y digitales alcanzaron cifras similares: Banco CMF superó el 52%, mientras que Reba, Bica y Voii se ubicaron entre 50% y 51%.
Depósitos empresariales y competencia por fondos
Los grandes depósitos empresariales se convirtieron en un terreno de negociación especial. Un banco reconoció haber cerrado una colocación de mil millones de pesos a 30 días con una tasa del 60% TNA, lo que evidencia hasta dónde puede llegar la competencia por captar fondos.
Impacto en créditos y economía real
El aumento de tasas, aunque incentiva a los ahorristas a colocar su dinero en plazos fijos, encarece el crédito. Los préstamos a empresas y consumidores se vuelven más caros, tensionando a sectores productivos que ya enfrentan dificultades para financiarse.
La estrategia del Banco Central busca contener la presión sobre el dólar y moderar la circulación de pesos, pero lo hace a costa de una economía real más asfixiada por el costo financiero.
Perspectiva de analistas
Para los analistas, la suba refleja la fragilidad de la política monetaria, dependiente de ajustes constantes y con un horizonte volátil para inversores y depositantes. En este contexto, los plazos fijos vuelven a posicionarse como la opción predilecta de ahorro, aunque persiste la incertidumbre sobre la sostenibilidad de estas tasas.
Fuente: El Día.