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Definen fiscal para juicio popular por abuso

De acuerdo con la agenda de la Oficina de Gestión de Audiencias (OGA) del Poder Judicial, este lunes se realizaría un nuevo juicio popular por abuso sexual, luego de que el primer jurado se haya declarado estanco y no haya alcanzado la unanimidad exigida para emitir el veredicto (tanto por la culpabilidad o la no culpabilidad), en abril último. No obstante, el fiscal de Cámara Augusto Barros se encuentra de licencia médica. Dada esta situación, fuentes consultadas indicaron que la Procuración General debe definir si en este juicio popular el Ministerio Público estará representado sólo por el fiscal del caso Jorge Palacios o va a estar acompañado por otro fiscal de Cámara.

El acusado debe responder por el delito de “abuso sexual gravemente ultrajante calificado por el grave daño en la salud y por el vínculo, continuado, todo en concurso real”. Ayer se llevó a cabo la audiencia de admisión de evidencia. El juicio popular se desarrollará este lunes, en la sala de debates de la OGA.

En abril, el jurado se declaró estanco. Ante esta situación, se dispuso la realización de un nuevo juicio popular, con nuevo juez director. El camarista Miguel Lozano Gilyam fue sorteado como tal.

No obstante, debido a que la inmunidad del jurado se vio vulnerada, el entonces juez director Marcelo Soria, junto con el fiscal de Cámara Miguel Mauvecín y la asesora de Menores Daniela Faerman Cano, denunciaron penalmente un intento de contacto con dos integrantes del jurado. Por este hecho, tomó intervención el fiscal de Instrucción de Sexta Nominación, Facundo Barros Jorrat.

El contacto por parte de familiares, amigos o allegados de un acusado vulnera la inmunidad del jurado. Por ello, se considera como una falta grave. Al respecto, el artículo 50 de la Ley Provincial 5719 de Juicios por Jurados estipula las sanciones por violación al respeto de los jurados populares. La normativa establece que sin perjuicio de otras sanciones, el entorpecimiento de la labor de los jurados después de la audiencia de voir diré (selección de jurados), por parte de personal y funcionarios del Poder Judicial u otra persona auxiliar de la Justicia, o empleada o funcionaria pública interesada, que molestare o de cualquier modo perturbare gravemente la función de una persona que integre el jurado popular, será considerado falta grave y mal desempeño, causal de cesantía del cargo que detenta, y/o de juzgamiento por Jurado de Enjuiciamiento si así correspondiere, con las multas que prevea la presente. Esta también aplica si intervienen abogados particulares. A la vez, será causal de denuncia ante el Colegio de Abogados, como falta grave. “En ambos casos, se remitirán las actuaciones al Ministerio Público para su persecución penal”, se especifica.

Abuso intrafamiliar

El abuso sexual en la infancia (ASI) es una de las formas de violencia más devastadoras que pueden sufrir niños, niñas y adolescentes. Un dato crucial que los expertos siempre destacan es que la mayoría de estos ultrajes ocurren dentro del ámbito familiar. Los principales agresores suelen ser personas cercanas como padres, abuelos, hermanos, tíos o primos.

Además de lastimar profundamente a las víctimas, el ASI destruye el núcleo familiar. En este contexto, el silencio se convierte en el peor enemigo. Por ello, los expertos advierten que la familia puede convertirse en un ambiente propicio para el maltrato y el abuso. Los agresores se aprovechan del miedo, la culpa y la manipulación para silenciar a sus víctimas y garantizar la impunidad de sus actos.

El agresor ejerce un abuso de poder, utilizando la manipulación y las amenazas para generar un profundo sentimiento de culpa y vergüenza en la víctima. Esta dinámica hace que las víctimas tarden mucho tiempo, a veces años, en poder hablar sobre lo que les pasó.

La vulnerabilidad de los niños y adolescentes se ve agravada por su inocencia, ya que no logran comprender la gravedad de los actos que sufren, especialmente si el agresor es una persona en la que confían. El agresor se aprovecha de ese amor y confianza. Aunque las víctimas saben que algo anda mal, suelen reprimir los recuerdos y terminan por normalizar o tolerar esos actos degradantes, quedando atrapadas en un círculo vicioso de secretos y silencio familiar.n

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