viernes, 17 de octubre de 2025 18:20
El príncipe Andrés de York, tercer hijo de la reina Isabel II y uno de los miembros más controvertidos de la familia real británica, anunció este viernes su renuncia definitiva a todos sus títulos y distinciones reales.
La decisión, que según fuentes oficiales fue consensuada con el rey Carlos III, marca el punto final de una larga etapa de polémicas que han sacudido a la monarquía en los últimos años.
A pesar de esta renuncia, el príncipe de 65 años volvió a insistir en su inocencia frente a las denuncias por agresión sexual y por sus presuntos vínculos con el empresario estadounidense Jeffrey Epstein, condenado por tráfico sexual de menores. “Niego rotundamente todas las acusaciones”, reiteró en un mismo comunicado.
La decisión de Andrés supone un respiro para el rey Carlos III, quien —según informó el diario The Times— había evaluado la posibilidad de despojar a su hermano de los títulos de manera forzosa.
De haberse concretado, el monarca habría necesitado la aprobación del Parlamento británico, un procedimiento que finalmente quedó sin efecto tras el paso voluntario de Andrés.
El declive público del príncipe comenzó en 2019, cuando concedió una entrevista a la TV para defenderse de las acusaciones relacionadas con Epstein.
Lejos de mejorar su imagen, esa aparición televisiva generó una fuerte ola de críticas y derivó en su retiro de la vida pública. Un año después, su madre, la reina Isabel II, le quitó sus patrocinios militares y lo apartó de las funciones oficiales.
El golpe más duro llegó en enero de 2022, cuando un tribunal de Estados Unidos rechazó su pedido para desestimar la demanda civil presentada por Virginia Giuffre, quien lo acusó de agresión sexual cuando era menor de edad.
Poco después, Andrés alcanzó un acuerdo extrajudicial con la denunciante, aunque el monto del pago se mantuvo en reserva. Si bien esa resolución judicial puso fin al proceso, no logró limpiar su reputación ni disminuir la presión mediática.
Desde entonces, el príncipe se mantuvo apartado de la vida institucional, aunque seguía participando en reuniones familiares y algunos actos privados. Su renuncia definitiva a los títulos —que incluyen el de duque de York y el de caballero de la Orden de la Jarretera— simboliza ahora su desvinculación total de la corona británica.