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Un Banco celeste y blanco

viernes, 21 de febrero de 2025 01:00

En 1891, cuando una de las tantas crisis que enfrentó el país había puesto al sistema financiero argentino a un paso del derrumbe, el presidente Carlos Pellegrini creó el Banco de la Nación Argentina, como una herramienta clave para enfrentar los embates de una devastadora crisis económica que afectaba, en especial, al sistema bancario existente en ese momento. De capital enteramente estatal, en pocos años abarcó toda la geografía nacional y se convirtió en el mayor banco comercial argentino. Desde entonces, participó activamente en los principales acontecimientos de la vida económica del país. Tuvo una actitud descollante en la asistencia al sector rural, a tal punto que contribuyó decisivamente a que la República Argentina se convirtiera en una potencia mundial en el segmento de los agronegocios. Ayudó a pequeñas y medianas empresas, a familias, y se ocupó de llegar a cada rincón del país, como ningún otro banco lo hizo. Con cerca de 800 sucursales, alrededor de 20.000 empleados y 3.000 cajeros automáticos, el Nación está en todos lados, y hasta tiene una decena de sedes en el exterior. Un detalle más: funciona, da ganancias, tiene un enorme patrimonio y genera beneficios con sentido social. Tiene presencia en todas las provincias, incluso en localidades alejadas de los grandes centros y de menor relevancia económica.
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Antes de viajar a los Estados Unidos, el presidente Javier Milei firmó un decreto que transforma al Banco Nación en una Sociedad Anónima, quizás un golpe de efecto pensado para desviar la atención del escándalo de la estafa de la criptomoneda; quizás un intento por retomar el proyecto de privatizarlo, luego de que fuera incluido como una de las empresas a vender, y ser retirada de la lista por la presión social. Desde la Asociación Bancaria, expresaron su “absoluto rechazo” y señalaron: “El Banco Nación posee los mejores números en cuanto a rentabilidad del sistema financiero, concentra la mayor cantidad de clientes, de depósitos, de otorgamiento de créditos y asistencia tanto a empresas como individuos, es el banco más grande del país. Es contradictorio querer vender lo que funciona, salvo que el único objetivo sea un negociado espurio y una nueva estafa”. En un comunicado, las y los trabajadores bancarios recordaron que el año pasado se juntaron más de un millón de firmas en contra de su privatización, donde luego de una gran movilización al Congreso Nacional y “finalmente el BNA fue excluido de la posibilidad de privatización, parcial o total, en la denominada Ley Bases, y sin embargo el presidente insiste en transformarlo en S.A. para luego privatizarlo”
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Además advirtieron que “un presidente denunciado por estafador, que puede terminar preso por las investigaciones que se realizan tanto en la República Argentina, en la Comisión de Valores de EE. UU. y el propio F.B.I., pretende arrebatarnos por la fuerza el banco. Como siempre sostuvimos, no tienen un plan de gobierno, tienen un plan de negocios. No permitiremos que destruyan el patrimonio nacional que pertenece a todos los argentinos y argentinas”. “Nos declaramos en estado de alerta y movilización”, afirman los trabajadores en el texto que cierra con las consignas: “No a la sociedad anónima, no a la privatización, ¡es otra estafa!”. Una controvertida decisión, una más, del hombre que se definió como un “topo” cuya misión es “destruir el Estado desde adentro”. Va bien encaminado si ese es su propósito.

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