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Más de 300 personas viven del reciclaje en la planta de residuos

Mientras continúan los trabajos para sofocar el incendio que desde el miércoles afecta al vertedero principal de la Planta de Tratamiento de Residuos de El Pantanillo, se pudo conocer que más de 300 personas dependen directamente de la actividad de reciclaje en el predio. A pesar del humo persistente y de las condiciones extremas, las tareas no se detuvieron, ya que cientos de familias tienen allí su única fuente de sustento.

El fuego, que se expandió por la sequía, el viento y la falta de maquinaria pesada, sigue encendido en distintos puntos, pero en menor medida y podría terminar hoy. La columna de humo en parte continúa afectando a barrios del sur, al casco céntrico y a toda el área del Valle Central. Sebastián Ferreira, presidente de la Cooperativa Volver a Empezar, confirmó que su organización cuenta con 110 recicladores, mientras que la Cooperativa Los Caminantes, conducida por Carlos Arias, reúne alrededor de 130 trabajadores.

A esto se suman choferes, operadores, personal eventual y familias que también dependen del predio. “Superamos ampliamente las 300 personas todos los días; si contamos a los grupos familiares, estamos cerca de 500 o 600 personas que viven de esto”, señaló. El incendio, originado el martes por la tarde, se agravó cuando dos máquinas clave se rompieron en plena emergencia.

“Quedamos sin topadora y sin dos cargadoras por roturas hidráulicas. Sin maquinaria para tapar con tierra, el fuego avanza rápido”, explicó Ferreira. Agregó que, sin la intervención adecuada, un siniestro de esta magnitud puede tardar semanas en extinguirse totalmente.

A pesar del riesgo, las cooperativas continúan con su rutina de recolección y clasificación de residuos. El trabajo es arduo y bajo temperaturas extremas. “Si afuera hace 40 grados, en el pozo de basura son 60. Pero si no trabajan, no comen”, resumió Ferreira, quien recordó que muchas personas cobran solo una beca o un plan social mínimo, y el resto del ingreso lo generan a partir del cartón, el plástico y el vidrio que logran recuperar.

La expansión urbana también impactó en la capacidad del predio. Actualmente ingresan entre 150 y 200 camiones de basura por día, casi el doble que años anteriores. “La planta quedó chica y sin inversión suficiente. Hay que mejorar la maquinaria y la infraestructura si queremos evitar que esto vuelva a pasar”, advirtió el dirigente.

Ferreira desmintió cualquier vinculación de las cooperativas con intentos de incendio intencional y remarcó que la principal causa suele estar en los residuos que llegan desde los domicilios. “Hay brasas, baterías, vidrios que hacen lupa. No nos conviene que se queme nada: si se prende, perdemos cartón y plástico, perdemos todo”.

Mientras bomberos y maquinistas continúan las tareas para sofocar los focos activos, el Ministerio de Salud renovó las recomendaciones para la población afectada por el humo. Las cooperativas, por su parte, insisten en que sin una inversión sostenida en maquinaria y en políticas de separación domiciliaria, la planta seguirá siendo un punto crítico y vulnerable en cada temporada de calor.

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