lunes, 24 de noviembre de 2025 01:15
La burbuja financiera es un fenómeno que se repite periódicamente en la historia, siempre con el mismo mecanismo: aparece un negocio fenomenal que convoca cada vez más interesados y los valores se disparan al infinito hasta que se cae en la cuenta de que las ganancias estrafalarias no eran más que imaginarias, dejando el desastre de pérdidas y consecuencias en toda la economía. Antes sucedía a nivel regional, y con el tiempo se amplió su poder de daño. En tiempos globalizados como el actual, el impacto del estallido de una burbuja es mundial. No deben confundirse estos casos con estafas piramidales o grandes engaños: aquí no hay un perjuicio deliberado, sino que las víctimas caen presas de la ambición y el entusiasmo desmedido. Precios que se inflan artificialmente muy por encima de su valor real, impulsados por la especulación y la euforia del mercado, hasta que el auge desemboca en una caída abrupta y catastrófica.
*****
Sucedió muchas veces. Quizás la más antigua que se recuerde sea la fiebre de los tulipanes en Holanda. Poco a poco la gente se enamoró de estas flores y comenzaron a pagar fortunas por ellas. Se vendían tan caras que muchos empezaron a comprar flores antes de que crecieran y los precios subían tanto que se entregaban mansiones y fortunas por las flores que vendrían. El negocio creció generando tantas ganancias, que un día todos vendían tulipanes inexistentes y no quedó nadie que los comprara. Algo similar provocó el crack de 1929 en la Bolsa de Nueva York, cuando todo el mundo creyó que se haría rico comprando acciones. Casos más cercanos fueron el de los dominios “punto com”, cuando internet comenzaba a hacerse masivo. Cualquier empresa relacionada con internet se vendía a miles de millones, aunque no generaba nada de dinero. Y la última de gran escala fue la burbuja inmobiliaria de 2008, originada en Estados Unidos y con impacto planetario.
*****
Hubo muchas más y todo indica que está creciendo otra en el horizonte: la Inteligencia Artificial. Como es característico en estas historias, todo sucede muy rápido, y aquí se inició la fiebre con el lanzamiento de ChatGPT, hace menos de tres años. Desde entonces, las acciones de las firmas vinculadas con la IA crecieron hasta el infinito. Siete empresas -Nvidia, Microsoft, Apple, Alphabet, Amazon, Meta y Tesla- llegaron a reunir una capitalización de mercado mayor a todo el PBI chino. Lo concreto es que la IA es una gran apuesta, pero no genera ninguna ganancia y todos los que están invirtiendo miles de millones de dólares podrían quedarse sin nada. No es solo anecdótico, menos para países de economía tan frágil como Argentina, que se alimenta de préstamos. Si se presenta un cimbronazo de ese tenor en estos momentos, las consecuencias por aquí podrían ser dramáticas.
El Esquiú.com
