Hablar la danza y bailar historias

Los asistentes dicen que la obra está en el borde, entre una obra de danza y una obra de teatro, entre ser folklórica y contemporánea, entre un elogio y una parodia, un monólogo y un conjunto de citas, entre poesías con los pies y canciones de mudanzas, entre hablar y zapatear, entre ser auto y hetero referencial, entre una biografía y una ficción, entre la sutileza y la brutalidad, entre el documento y la invención, entre la investigación y el show, entre una mancha y una la línea, entre lo sagrado y lo profano. La obra es así, imprecisa en parte, de precisión en otras.

El intérprete es Gonzalo Emanuel Reartes, quien también es el autor del guion. Los orígenes de esta obra son muchas ideas de otro que toman una forma específica en sus relatos, cuerpo y movimientos. La obra tiene tres partes, la primera nace de una historia que escuchó Reartes a un adulto mayor anónimo en una peña hace bastante tiempo, que para darle mayor veracidad hace participar las voces de naturalistas, cronistas y filósofos. Pero detrás de esa historia representada está uno de los problemas históricos de la danza: ¿Cómo explicarla?, ¿Cómo comprenderla?, ¿Cómo descifrar sus sentidos? Estos interrogantes atraviesan toda la obra, y sólo encuentran imaginativas respuestas. Ninguna definición.

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La segunda parte nace de una investigación cuya idea inicial es de la docente, bailarina y directora Mariza Velazques. Reartes toma esa idea y da un desarrollo bajo la dirección Fernando Desanti, para hacer un respetuoso homenaje a los bailarines y maestros Manolo Rodríguez, José “Pepe” Díaz, Ángel Segura, Carlos Desanti, Jorge Saracho y José Pierino Gómez. Con esos saberes crea versiones que varían en la composición, extensión, velocidad e intensidad. La filósofa Monique Wittig hubiese dicho de Reartes y Desanti, que realizan una serie de procedimientos para pulir y combinar, que tiene como resultado unas mudanzas únicas. Algo muy importante es que no esconden los procedimientos de creación, sino que los exhiben, como si fuese un ensayo abierto muestran el hacer antes del producto, y dejan una consigna al público: ustedes pueden hacerlo también.

La parte final es un baile de malambo que coreografió Fernando Desanti, que es a la vez quien dirigió todas las partes de danzas para la ocasión. Este malambo que interpreta Reartes recorre diferentes estilos y códigos, desde las innumerables variaciones de taco y suela a las piruetas, desde la rigurosa coreografía a la improvisación y la experimentación, desde los pies hasta la boca se escucha ritmos, por momentos juega con el público, y en otras parece alienado, un breve malambo que pone a prueba el equilibrio, la fuerza y la resistencia de un bailarín.

Gonzalo Reartes se formó en Belén con Jorge “El Negro” Saracho y José “Pierino” Gómez, trabajó para el Grupo Retumbo de Alfredo Gómez y Mónica Leiva, para el Grupo Rústico de Silvia Búcari, y ha participado en proyectos de danza dirigidos por Carla López Berrondo y Juan Pablo Tapia. Junto a Víctor Aybar ganaron la Beca de creación del FNA para danza, y ha tenido el honor de acompañar a las bailarinas Silvia Zerbini y Rita Soria. (Y si bien parece algo lejano en este breve currículum, para esta obra es pertinente mencionar que también es profesor y licenciado en Filosofía) Luego de casi 10 años sin bailar, regresa bajo la dirección de Fernando Desanti, cuyo nombre es sinónimo de malambo. Fernando se formó en la Academia El Malambo con Carlos Desanti y Alicia Giménez, y con los maestros Víctor Cortez, Pablo y Marcelo Sánchez, y Víctor Aybar; es profesor de danzas tradicionales argentinas, Campeón Nacional de Malambo, bailarín del Ballet Estable Folklórico Municipal, y ha representado a la provincia en festivales como Cosquín y Laborde, y al país en giras internacionales por Europa, Asia y América. Además, es el director del Estudio de Malambo Chúcaros, preparador físico, técnico y coreográfico.

Gonzalo y Fernando han dado forma a una obra con respeto y conciencia, fuerza y variaciones, precisión y sutileza. Taracatachiquitipum se ubica, por una parte, en lo que se llama nuevas tendencias del teatro y nuevas tendencias de la danza, no es una obra de danza-teatro, pero explora otros márgenes posibles entre estas artes. Pero también es folklore en estado vivo, no hay conservación ni repetición, hay la transmisión de un saber que pasa de generación en generación, algo anónimo y algo hay de autor.

La obra será puesta desde marzo de 2026 hasta cumplir con el programa espacial diseñado ad hoc.

Texto: Colaboración de Gabriel Borgman

Fotos: Ariel Pacheco