Fue un viernes casi perfecto para los pibes de la Selección Sub 17 en el Mundial de Indonesia. Es que la Argentina goleó a Polonia por 4-0 y no sólo logró el ticket para los octavos de final, sino que lo hizo como el ganador del grupo D. Es que Senegal, el verdugo del debut, tropezó con Japón -fue 2-0 con un par de gritos de Takaoka- y los chicos dirigidos por Diego Placente terminaron la fase de grupos en el primer lugar. Solo sabe que jugará el martes próximo en Bandung. ¿El rival? Será uno de los mejores terceros. Hay que esperar…
Pero si todo salió bien. ¿Por qué fue casi perfecto y no perfecto el viernes para la Argentina? Es que Ulises Giménez, un baluarte de la defensa, vio la segunda amarilla y se perderá el próximo partido. Será una baja de peso la ausencia del pibe de River, aunque lo importante es que Placente tiene variantes para cubrirlo.
El partido estuvo condicionado por el calor y la humedad que reinaban en Yakarta. Fue por eso que ninguno de los dos equipos lograba hacer pie en un campo de juego que lucía muy desparajo, impropio de un Mundial. En esos primeros minutos, Polonia era el dueño de la pelota y del territorio, pero no llevaba peligro al arco de Florentín y la Argentina inquietaba cada vez que Claudio Echeverri agarraba la pelota. El chico de River desequilibra con su habilidad.
El primer gol, sin embargo, llegó desde un córner. Había avisado un par de veces la Argentina, pero no podía con la seguridad de Matys, el arquero polaco. Lo tuvo el goleador Ruberto y un defensor alcanzó a bloquear su remate y mandar la pelota al tiro de esquina. De allí vino el centro y Thago Laplace, tras una serie de rebotes con Ruberto en el entrevero, la mandó al fondo del arco. Era el alivio gracias al oportunismo del jugador de Lanús.
Así fue cómo la Selección pudo cerrar un primer tiempo con tranquilidad, más allá de las imprecisiones que se sucedían -tal vez por el calor, tal vez por el mal estado de la cancha- y que hacían que el partido fuese vibrante aunque poco vistoso.
Y si se fue a los vestuarios con paz qué decir cuando Ruberto marcó el 2-0 apenas iniciado el segundo tiempo. Sacaron los polacos del medio, pero enseguida recuperó la Argentina y Echeverri, punzante, dejó solo a Ruberto que no perdonó. El delantero, otra joya de las inferiores de River, lleva tres gritos en tres partidos.
A partir de allí, Placente metió cambios para empezar a pensar en lo que viene. Guardó a Echeverri para que no se cargara de amarillas, pero la Selección no dejó de atacar. De hecho, enseguida llegó el 3-0 de la mano de una linda definición de Subiabre, a la postre elegido el mejor del match. El pibe de 16 años, uno de los más chicos del plantel y también producto de la cantera de River, definió con clase luego de capitalizar un intento fallido de rechazo tras una arremetida de Ruberto después de un centro de Ulises Giménez.
El partido se hizo de ida y vuelta porque la diezmada Polonia -que jugó todo el Mundial con un plantel de 14 por la indisciplina de cuatro de sus chicos que se fueron de juerga y volvieron borrachos- buscaba el gol del honor que nunca llegó. En ese intercambio, Argentina se paró para de contraataque y fue convirtiendo en figura a Matys, quien mostró tener grandes condiciones. Habrán tomado nota los reclutadores que pululan por estos días en Indonesia.
Pudo con todos Matys menos con Santiago López, que entró desde el banco y confirmó todo lo bueno que había mostrado en los primeros dos partidos. El chico de Independiente quedó mano a mano y no falló para poner cifras definitivas. Fue todo fiesta para la Argentina, que lo único que lamenta es esa maldita amarilla que vio Ulises Giménez.
Atrás quedó aquella derrota con Senegal. Se vienen los octavos de final. Se insiste: se sabe que el próximo compromiso será el martes desde las 9 en Bandung. No se conoce el rival porque hay que esperar cómo se acomodan los cuatro mejores terceros de la fase inicial. Sueñan los pibes que quieren darle a la Argentina el único título mundial que le falta. Y está bien.