La inflación de octubre que se conocerá este lunes, el último dato oficial antes de las elecciones del domingo próximo, mostrará una desaceleración en términos mensuales. Las consultoras privadas esperan que se ubique en torno al 9,5%, por debajo de septiembre y octubre, pero la medición interanual se arrimará al 145%, el nivel más alto en los últimos 32 años.
La última vez que la inflación superó ese umbral fue en julio de 1991. cuando el Indice de Precios al Consumidor (IPC) marcó 178,3%. Luego, en agosto descendió al 144,4% y siguió esa tendencia, dejando atrás el pico alcanzado en marzo de 1990 -superior al 20.000% interanual-, tras la crisis hiper inflacionaria iniciada en 1989 que terminó dando lugar al plan de convertibilidad.
Si bien el dato del INDEC reflejará que la variación de los precios se mantiene en niveles todavía elevados, en términos mensuales volvería a un dígito después de alcanzar el 12,4% en agosto y 12,7% en septiembre. La desaceleración es por el congelamiento de tarifas (energía, transporte), combustibles y el tipo de cambio oficial a $ 350, junto con los acuerdos de precios, según Ecolatina.
La consultora estimó que Alimentos y bebidas subió en octubre por debajo del promedio (8,7%), y, junto con Salud (+4,2%) y Transporte y comunicaciones (+7,5%) fue de los principales capítulos que contribuyó a moderar la dinámica inflacionaria. En septiembre, se habían visto impactados por la ola de remarcaciones que se dieron luego de las PASO y la devaluación.
El índice de octubre estaría en línea con la suba del 9,4% que arrojó el IPC CABA la semana pasada. «Esperamos que la inflación de octubre se ubique cercana al 9,5% mensual, marcando un descenso respecto a los registros de agosto y septiembre afectados por la devaluación post PASO, pero en niveles todavía muy elevados. Esta suba sería consistente con una inflación del 145% anual», dijo LCG.
El Gobierno, probablemente, lo recibirá como una buena noticia y un signo de la desaceleración inflacionaria, faltando 6 días para el balotaje. Sin embargo, según GMA Capital, «vale tener en cuenta que una variación mensual en torno a 9,5% supondría el cuarto mayor guarismo de los últimos treinta años, solo superado por los dos meses previos y por abril de 2002″.
En las últimas horas, el ministro de Economía y candidato, Sergio Massa, culpó de la inflación a la oposición, al señalar que «si la Argentina estuviese discutiendo una elección que fuera Massa o Larreta, por ejemplo, yo hoy le diría, mire, el 10 de diciembre, gobierne quien gobierne a la Argentina, el año que viene la inflación va a bajar naturalmente a la mitad».
Para los analistas, el dato del mes pasado se trataría de una calma pasajera antes que una merma sostenida en el aumento de precios de cara a los próximos meses. En ese sentido, las mediciones de alta frecuencia de noviembre ya sugieren un mayor «recalentamiento» de los precios, de la mano de la suba en alimentos, combustibles y otros precios regulados.
Según Alphacast, solo en la primera semana del mes los precios subieron 3,5%, con un récord en el componente núcleo de 4% (máximo desde la última devaluación). Por otra parte, el Ministerio de Economía midió en ese mismo lapso una variación de precios de 2,3% en la semana, cuando la semana anterior había sido de 2,2%, entre otras cosas, por la actualización del programa Precios Justos.
El Gobierno viene enfrentando dificultades para sostener los acuerdos de precios ante los faltantes en góndolas (fideos, azúcar, aceites) y subas de hasta el 13% que empezaron a llegar en supermercados mayoristas y chinos. Otro factor inflacionario adicional será el retorno del «crawling peg», la suba diaria del tipo de cambio oficial desde este miércoles, como prometió Massa.
La inflación dependerá, sobre todo, de lo que ocurra después de las elecciones. Si bien los economistas no ven un riesgo de hiperinflación, sobre todo después del acuerdo entre Javier Milei y Mauricio Macri, sí prevén una aceleración de los precios a partir de las medidas de ajuste que tomarían ambos candidatos para reducir el déficit fiscal y conseguir dólares.
Sin reservas suficientes, una brecha cambiaria elevada (150%) y precios regulados contenidos, algunas consultoras prevén una devaluación del 50% y ajustes en las tarifas antes de fin de año. «Lógicamente parte de la historia tendrá que pasar por las tarifas públicas, de manera que la inflación primero tendrá que subir y con suerte los 3 dígitos quedarán debajo del 300%», señaló Econviews.