A los dos, tres minutos de iniciada Un asunto familiar uno ya presiente que lo que seguirá, quizá, tal vez, en una de ésas, no valga la pena. Pero está Nicole Kidman, está Zac Efron, que no será un actorazo, pero que cuando lo agarran buenos directores le sacan algo más que pectorales, están Joey King, Kathy Bates…
Pero no. Es otro bodrio en forma de comedia de Netflix.
Todo lo que nos lleva a pensar qué le habrá encontrado de atractivo la actriz de Ojos bien cerrados, Las horas y Todo por un sueño para aceptar ser Brooke Hardwood, la madre de la protagonista que se enamora del jefe de su hija. El tema que parece cuestionar la película es la diferencia de edad entre un personaje y otro. Kidman, en la vida real, le lleva 21 años a Zac Efron.
O en una de ésas, a Nicole le alcanzaron el guion, vio que lo dirigiría Richard LaGravenese, que había escrito el de Pescador de ilusiones, de Terry Gilliam, por el que fue candidato al Oscar.
Zac Efron y Nicole Kidman en una escena de «Un asunto familiar», que se estrenó en NetflixDigan que las nominaciones no se pueden sacar, ni pedir que las devuelvan, porque si no el guionista de Los puentes de Madison, Agua para elefantes y El amor tiene dos caras debería decir gracias, pero se equivocaron.
Pero aquel filme que lo catapultó al reconocimiento, Pescador de ilusiones, con Robin Williams y Jeff Bridges, dista kilómetros de lo que es Un asunto familiar, comedia aburrida, con algo de sexo, confusiones fáciles de desenredar y unas actuaciones que le auguran varias nominaciones… para los premios Razzie, a lo peor del año.
Una historia multigeneracional
Escrita por la debutante Carrie Solomon, Un asunto familiar está ambientada en Hollywood y cuenta una historia multigeneracional, con Zara Ford (Joey King, de Bullet Train, con Brad Pitt) soñando ser más que la asistente de Chris Cole (Efron), una superestrella de Hollywood a la que, si hay que buscarle un parentesco, digamos que es como el Zoolander de Ben Stiller.
Zac Efron, de «High School Musical» a este «Asunto familiar». Foto gentileza Netflix.Pero con cero de gracia.
Zara quiere convertirse en productora de cine. Está harta de ir a buscarle a Cole la ropa a la tintorería, ayudarlo a elegir guiones (le pide que deseche Die Hard, porque es una mezcla de De ilusión también se vive con Máxima velocidad), ir de compras sola al supermercado (para que los fans no lo reconozcan), o comprarle los costosos aretes con los que él trata siempre de evitar que sus rupturas amorosas sean un escándalo.
Pero cuando decide renunciar a su trabajo, surge de manera más o menos espontánea el romance entre su madre, que no estuvo con otro hombre desde que falleció su esposo, y su jefe, que es un mujeriego.
Joey King en «Un asunto familiar». Foto: Netflix.Da risa, o al menos permite esbozar una sonrisa que Kathy Bates, quien secuestraba al escritor que componía James Caan en Misery, sea la editora literaria del personaje de Kidman. Y también, su exsuegra.
Kidman y Efron ya habían actuado juntos en una película, y hasta subieron por la escalera y alfombra roja en Cannes con The Paperboy o Amores peligrosos. Allí ya estaba el germen de las fantasías sexuales del joven con una mujer madura. Y aquí no hay una pizca de erotismo, de humor y sí un desacople en los ritmos imposible de salvar ni siquiera desde el montaje.
Va un dato de color: Joey King le pone la voz en la versión original de Mi villano favorito 4 a Poppy, que aquí la dobla María Becerra.
“Un asunto familiar”
Mala
Comedia. Estados Unidos, 2024. Título original: “A Family Affair”. 111’, SAM 13. De: Richard LaGravenese. Con: Nicole Kidman, Zac Efron, Joey King, Kathy Bates, Liza Koshy. Disponible en: Netflix.