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Un tiro a cinco centímetros del pecho: la imputación al presunto femicida de Ferni Ayala

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Foto: PFA
Esteban Rojas Almada, el prestamista que el sábado llegó extraditado de su país, Paraguay, donde fue detenido tras permanecer cinco meses prófugo de la justicia argentina, se negó a declarar ante el juez que lo acusa de haber asesinado a su novia Ferni Ayala de un tiro realizado a «entre 5 y 15 centímetros del pecho», en un femicidio ocurrido en febrero último en el porteño barrio Zavaleta de Barracas, informaron este martes fuentes judiciales.

El imputado, que tuvo pedido de captura internacional con alerta roja de Interpol y por quien se llegó a ofrecer una recompensa de hasta 5 millones de pesos, fue indagado el lunes en el Palacio de Tribunales por el juez nacional en lo Criminal y Correccional 16, Mariano Iturralde.

Asesorado por su defensora particular, la abogada Patricia Susana Carou, en la audiencia ante el magistrado, Rojas Almada (45), hizo uso de su derecho a negarse a declarar.

El juez Iturralde lo dejó imputado por dos delitos: «homicidio agravado por mediar violencia de género (femicidio) y por el uso de arma de fuego» y la «tenencia y la portación ilegal de un arma de guerra», delitos que prevén una pena de prisión perpetua.

Las fuentes indicaron que lo que sí hizo Rojas Almada fue aportar en el juzgado algunos datos personales en el interrogatorio previo, donde contó que llegó a Argentina cuando tenía 20 años, que trabajó como albañil en el rubro de la construcción hasta que hace siete años se convirtió en «prestamista por cuenta propia» y que dicha actividad le dejaba «un promedio de 300.000 pesos por mes».

También dijo que tiene una hija de 3 años con una pareja anterior a Ferni, que vive con su madre en el mismo edificio -que es todo de su propiedad-, donde él vivía y donde ocurrió el crimen de la víctima, sobre la calle Lavardén, manzana 18, casa 177, del barrio Zavaleta.

También reconoció que actualmente estaba en pareja con otra mujer, con la que convivía en la ciudad paraguaya de Mariano Roque Alonso, ubicada en el Departamento Central, a unos 14 kilómetros al norte de Asunción, la capital del vecino país, y donde se refugió desde que se profugó y hasta que fue detenido el 11 de julio pasado por Interpol, gracias al aporte de la Policía Federal Argentina (PFA).

En el acta de la indagatoria -a la que accedió Télam-, al describir el «Hecho I», el juez Iturralde le endilga al prestamista «el haber dado muerte a quien en vida fuera Ferni Cristina Ayala Palacios, con quien mantenía una relación de pareja con convivencia y en la que medió un contexto de violencia de género».

El magistrado explicó que ello ocurrió «mediante el empleo de un arma de fuego calibre 9 milímetros posicionada, presumiblemente, a una distancia estimada de entre 5 y 15 centímetros del cuerpo de la víctima al momento de la detonación que provocó que un proyectil de dicho calibre impactara en el torso de aquella, con trayectoria de adelante hacia atrás, de abajo hacia arriba y ligeramente de izquierda hacia la derecha, ocasionándole su deceso».

También señaló que «la damnificada habría intentado repeler una agresión física por parte del encartado, produciéndose en ella lesiones en manos, muñecas, antebrazos, brazos, cabeza, cuello y miembros inferiores como consecuencia de dicho accionar».

Foto PFA

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Qué dice la investigación

Según la investigación, el homicidio ocurrió «entre las 7.44 y las 9.15 del día 19 de febrero de 2023, en el interior de la vivienda donde las partes convivían, ubicada en la manzana 18, casa 187, 1° piso del barrio de emergencia 21-24 de esta ciudad».

El juez también reconstruyó las horas previas y el posible detonante del femicidio al explicar que, de acuerdo a los registros fílmicos, la víctima y el victimario arribaron a su casa a las 7.41 de ese día luego de haber asistido a dos locales bailables del barrio de Constitución.

En el primero, «Radio Estudio», ubicado en la calle O’Brien 1232, la pareja estuvo entre la 1.30 y las 3.30 de la madrugada de ese día, y a partir de esa última hora fueron a otro boliche, «La Sirenita», ubicado a 150 metros, sobre la calle Santiago del Estero 1748.

Allí, el juez resalta que «Esteban Rojas Almada habría mantenido una discusión con Christian Manuel Duré Irala (amigo de la damnificada) para luego generarse un breve diálogo entre el imputado con Ferni Ayala Palacios, que provocó que esta última se pusiera nerviosa y comenzara a llorar».

La familia de la víctima contó a la prensa y a los investigadores que un comentario sobre una expareja de Ferni, realizado esa noche por el amigo de la víctima y que enfureció a Rojas, pudo ser el móvil del femicidio.

La última vez que los allegados de la víctima la vieron con vida fue a las 6 de la madrugada en ese local bailable.

El crimen se descubrió recién 24 horas más tarde, la madrugada del 20 de febrero último, cuando preocupadas por no saber nada de ella, dos de las hermanas de Ferni, con ayuda de un vecino, derribaran la puerta del departamento con ayuda de un vecino y hallaran el cadáver.

Al ingresar a la vivienda, los uniformados hallaron el cuerpo de Ferni tirado en el dormitorio, boca arriba, vestida con ropa de cama y con un impacto de bala en el pecho.

Los investigadores policiales y el fiscal Pablo Recchini identificaron de inmediato al prestamista Rojas como principal sospechoso de un femicidio y se dictó su captura.

Si bien no existían denuncias previas de Ferni hacia Rojas, la familia de la víctima contó a la prensa y en la causa que ella era víctima de violencia de género, algo que el juez plasmó en la imputación al describir que la víctima «estaba ‘cambiada’, mucho más delgada, cortante y se había ‘alejado de su familia’ y que decía que «Esteban era muy celoso» y «tenía actitudes controladoras para con ella».

En el «Hecho II», se lo acusó al prestamista de, en forma previa, concomitante y posterior al crimen de Ferni, haber tenido en su poder y luego también portado un arma de fuego calibre 9 milímetros, sin la debida autorización legal.

Desde el principio de la investigación, la principal sospecha era que en las casi 24 horas que tuvo para huir desde que se cometió el crimen hasta que fue descubierto, Rojas había logrado refugiarse en Paraguay, su país natal, por algún paso clandestino o con documentación falsa.

Rojas Almada se transformó en uno de los prófugos más buscados por la justicia argentina, y a partir de los datos aportados por el Departamento Inteligencia Contra el Crimen Organizado de la PFA a Interpol Paraguay sobre líneas telefónicas, perfiles de redes sociales y vehículos, el fugitivo pudo ser detenido el 11 de julio último en la ciudad paraguaya de Mariano Roque Alonso, y el sábado llegó extraditado en un vuelo desde Asunción.

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